lunes, 29 de junio de 2015

Conociendo a mi bebé (Parte IV)

Los gluteos de un recién nacido son muy pequeños, por eso la vacuna al nacimiento no se pone ahí sino en el muslo. Los pliegues de ambos gluteos suelen ser iguales. Cuando no es así puede haber problemas en las caderas. Entre ellas, en la colita, suele haber un pliegue de profundidad variable y en algún caso con una fístula en el fondo (una fosita con secreción). Las fístulas suelen infectarse y si esto pasa se deben operar.

En la zona baja de la espalda puede aparecer también una mancha morada. Se acaba borrando a los pocos meses habitualmente (aunque hay algunos adulto a los que aún se les nota bastante). Es la llamada mancha de Baltz o "mancha mongólica", por ser más frecuente en la raza mongola (según decía un profesor). 

Suelen tener las piernas abiertas con las rodillas flexionadas y los tobillos a veces hacia dentro y a veces con el pie totalmente doblado. Lo de caderas y rodillas es la postura normal del recién nacido. La desviación de los pies tanto hacia dentro como flexionados en exceso puede deberse a una malformación, pero frecuentemente son el resultado de haberlos tenido mucho tiempo en esa posición mientras estaba dentro del útero, sobretodo si el bebé era muy grande o tenía poco líquido amniótico rodeándole. En estos casos las desviaciones desaparecen solas con el tiempo. De cualquier modo es aconsejable que lo valore el Pediatra o Traumatólogo Infantil para distinguir unas de otras. De entrada, si la posición no incapacita cuando la movemos hacia la contraria, no suele ser importante. Es decir, en el caso más frecuente que es el de los pies desviados hacia dentro, si se pueden desviar hacia fuera con facilidad es que no hay problema. Si no podemos o es muy difícil tal vez haya que tomar alguna medida para corregirlos.

Otra cosa frecuente en relación a los pies es el típico familiar que llega a visitarnos y nos comenta: “Uy, ¿no se han dado cuenta de que tiene los pyies planos?”. Todos los recién nacidos tienen el pie plano, y lo van a seguir teniendo hasta los 3 ó 4 años. Tienen una almohadilla de grasa que ocupa el espacio del arco del pie y el tono de los tendones y músculos de la planta del pie no aumentará hasta que el niño soporte su peso sobre ellos.

Ahora en cuanto a los genitales. Los genitales masculinos tienen que tener dos testículos en su bolsa (escroto) y un pene. Al principio el escroto puede estar hinchado, con mucho líquido. Suele reducirse en los primeros días. Si no se reduce, puede tener un hidrocele o una hernia. El hidrocele es una acumulación de líquido alrededor del testículo, mientras que la hernia es el paso de contenido del abdomen (intestino) hacia el escroto. Tanto uno como otra, si crecen, suelen requerir cirugía.

En algunos casos al principio no se logra localizar los testículos (uno de ellos o los dos). Esto se conoce como  criptorquidia. Puede ser pasajera, bajando posteriormente. En otros casos tienen lo que se llama testículos “en ascensor” (están en la parte alta de la bolsa o en la ingle y se pueden bajar, pero al soltarlos se esconden de nuevo). Cuando los testículos no se encuentran hay que localizarlos mediante un examen (ecografía) y realizar pruebas hormonales. Los testículos tienen que estar en su sitio a partir de los 2 años a más tardar o sino debe empezar a plantearse la operación.

El pene tiene tres partes, el glande, que es la parte final y más gruesa, el prepucio que es la piel que lo cubre y el resto que queda entre la guatita y el glande que es el cuerpo del pene. El tamaño es muy variable. A veces en los niños más gordos da el aspecto de ser muy pequeño, sin que sea cierto. La gran mayoría es que tienen una capa de grasa tan gruesa que ocultan una porción del cuerpo del pene mayor que en los más flacos. Generalmente al nacer el prepucio (la piel que cubre la porción final del pene) no puede retirarse hacia atrás. Esto es normal y poco a poco se irá separando por sí solo permitiendo que se retire. No es que tenga estrechez (fimosis). Por lo tanto no se deben hacer masajes ni correr el prepucio a la fuerza.

El orificio por el que sale la orina debe estar en la punta, pero a veces no es así. Puede aparecer en otro punto del glande pero por encima (epispadias) o por debajo (hipospadias), y según esté o no muy lejos de su posición normal se acabará operando. Si está en el cuerpo del pene, fuera del glande, siempre se operan, aunque en cualquiera de los casos la operación no suele ser antes del año de vida. Si hay alguna de esas malformaciones se debe descartar que exista otra alteración de las vías urinarias mediante la realización de una ecografía.

Los genitales femeninos tienen cuatro elementos fundamentales: los labios mayores, los menores, el clítoris y la vagina.

Los labios mayores suele cubrir lo demás si la niña nació tras 40 semanas o más de gestación. Cuanto menos semanas de gestación más pequeños son los labios mayores dejando al descubierto el resto.

Los labios menores son dos pliegues de mucosa que vemos al separar los labios mayores y que deben estar separados entre sí dejando paso a la vagina. A veces pueden estar pegados (sinequia de labios menores).

El clítoris es como un pene en miniatura que al principio, influido por los cambios hormonales de la madre, puede no ser tan pequeño. Si se mantiene sin reducir su tamaño conforme pasa el tiempo, puede ser signo de una alteración hormonal de la niña. La asociación de un clítoris grande con una sinequia de labios menores a veces corresponde en realidad a una falta de definición del sexo del bebé por una alteración en sus hormonas (hermafroditismo), por lo que en ese caso se debe estudiar.

Tanto en manos como en pies pueden aparecer dedos de más (polidactilia) o dedos que están pegados a los de al lado (sindactilia). La polidactilia en los pies suele operarse siempre y cuando cree problemas con el calzado. Si no es así, puede elegirse entre quitarlos o no según preferencias estéticas. En la mano, si no es funcionante (a veces son a penas una verruguita colgante) se suele quitar. Si es funcionante, el único motivo para quitarlo sería la estética. 

Y con esto acabo el examen guiado del bebé. Espero que todo lo que hayan encontrado en sus pequeños sea normal. Si no es así, consulten pronto con su Pediatra.

Con cariño, Doctora Mamá.

sábado, 27 de junio de 2015

Conociendo a mi bebé (Parte III)

El cuello de los bebés es corto en relación a su cuerpo y en los que están más gorditos se hacen pliegues. En algunos casos podemos notar que el recién nacido siempre lo tiene girado hacia el mismo lado. Y a veces al tocarlo, notamos un bulto. Esto es a veces consecuencia de que en la extracción durante el parto se haya hecho un hematoma en uno de los músculos esternocleidomastoideos del cuello. Si esto ocurre es recomendable hacerle ejercicios de rehabilitación para recuperar el movimiento normal de su cuello.

A veces podemos notar un bulto en alguna de las clavículas de un recién nacido, que no aparece en la otra. Se puede acompañar de crepitación (sensación de tocar burbujas de aire) y dolor al tocarla y es frecuente que mueva menos el brazo de ese lado. Si tiene todo esto, es una fractura de clavícula. Es relativamente frecuente en los partos, sobretodo en bebés muy grandes. No es por hacer mal el parto, sino que a veces el bebé no sale y es mayor el riesgo de que permanezca ahí encajado (que puede causar falta de oxígeno cerebral con secuelas graves) que los problemas de romperse una clavícula. Cura sola. No se inmovilizan con yeso, ni con vendas, ni nada. Simplemente para moverla lo menos posible al vestirlo y desvestirlo se pone siempre primero la manga del brazo malo y se saca siempre la última la de este mismo brazo.

Es frecuente que los primeros días de vida se hinchen los pechos, tanto en niñas como en niños. Las causantes son las hormonas de la madre responsables de la subida de la leche, que al pasar al recién nacido en el parto estimulan el crecimiento de las glándulas mamarias de ambos. Incluso llegan a dar leche en algunos, lo que es conocido como “Leche de Brujas”. Si esto ocurre es importante no apretarlos, para que no sigan hinchándose y al final acaben infectándose. Si no se tocan se van bajando solos en pocos días.

Como dije en el primer artículo de esta serie, el abdomen es muy llamativo por su tamaño, y más aún después de comer. Si se fijan en cómo respira, se darán cuenta de que lo hace moviendo más la guatita que el pecho. Por esta razón, no deben usarse fajas para el ombligo, ya que pueden estar tan sueltas que no sirven para nada o si aprietan mucho dificultan la respiración del bebé. De cualquier modo se ha comprobado que los niños que tienen una hernia en el ombligo no se escapan de operarse por ponerles una faja.

En cuanto al cordón umbilical, hay dos tipos. Está el cutáneo, que desde la barriga tiene un trozo de aproximadamente un centímetro que está cubierto de piel y después sigue como gelatina, que es el cordón propiamente dicho. Por dentro de esa gelatina puede verse el trayecto de 3 vasos sanguíneos (dos arterias y una vena). El otro tipo de cordón es el mucoso, que desde que sale de la guatita presenta ya gelatina sin piel. El normal es el primero, y esa piel cuando se caiga el cordón se replegará hacia el centro formando el típico ombligo en forma de “botón”. Cuando el cordón es mucoso por el contrario, al desprenderse, la piel de alrededor se arruga formando la otra forma característica: como una estrella o asterisco.

Las hernias, si las hay pueden ser de distintos tipos. La más frecuente es como un bulto justo bajo el ombligo que aumenta con el llanto o al apretar la guatita para hacer caquita. Si aumenta, pero disminuye de tamaño al relajarse, es que es mínima y con casi total seguridad desaparecerá sola. Cuando se mantiene sin reducirse nunca, es más probable que tenga que acabar operada, sobretodo si llegado el momento de que el niño empiece a andar no se ha reducido. La operación de todos modos (llamada hernioplastía) es bastante simple y no reviste complicaciones graves casi nunca. Menos frecuentes son las hernias en otras localizaciones: las inguinales, como su nombre indica en una de las ingles y a veces en las dos. Aunque son menos frecuentes es más fácil que se acaben operando que las umbilicales. Y las supraumbilicales en la línea media de la guatita, entre el ombligo y el pecho. Estas ceden solas casi siempre.

Las hernias son blandas. Insisto en esto porque en la línea media entre la guatita y el pecho podemos notar un punto muy bien definido que se nota más cuando el bebé toma aire y que es duro. Esto no es una hernia. Es el apéndice xifoides, la punta inferior del esternón (el hueso al que se unen las costillas en el centro del pecho), que puede tener distintos grados de inclinación haciéndola más o menos evidente. El propio esternón según su inclinación puede dar distintas formas de pecho. Si su parte inferior se inclina hacia fuera forma el llamado “pecho en quilla”, mientras que si se inclina hacia dentro forma el “pectum excavatum”. No suelen dar mayores problemas si no son muy marcados.

Algunos niños al nacer pueden tener en el pecho o en la guatita pezones supernumerarios. Es decir más de dos pezones. Si trazamos dos líneas que unan los pezones normales con sus respectivas ingles, las accesorias aparecen siempre en esas líneas. Son como otro pezón pero generalmente más pequeños. A veces una manchita mínima que parece como si se hundiera en el centro. Aunque en algún caso son completamente iguales a los normales pero por debajo de ellos. Mantienen su tamaño en relación al cuerpo por lo que no parecen crecer, pero se mantienen para toda la vida. Con la pubertad suelen oscurecerse un poco y en los varones crecen los mismos pelitos de vello que salen en torno a los pezones. En las niñas raramente se desarrollan creciendo una mama por debajo, pero cuando esto ocurre suelen extirparse, por motivos estéticos y porque a la larga tienen un riesgo de aparición de tumores mayor que en una mama normal. Al igual que los apéndices y fístulas preauriculares que nombré en al artículo anterior, antes se han relacionado con la aparición más frecuente de malformaciones de riñón y vías urinarias que pueden descartarse haciendo una ecografía. Aunque su realización no es ni imprescindible ni urgente.

Con cariño, Doctora Mamá!


jueves, 25 de junio de 2015

Conociendo a mi bebé (Parte II)

En ocasiones, la cabeza de un recién nacido está muy deformada los primeros días debido a que para poder salir por el canal del parto, los huesos del cráneo, que al nacer no están unidos entre sí, pueden montarse unos sobre otros. Esto permite un adecuado crecimiento del cerebro del bebé y es normal. En función de que el bebé halla estado encajado en la pelvis en una u otra posición, pueden presentar una especie de “pepino” más atrás o más adelante. Estos “pepinos” son duros y se les notan aristas. Poco a poco los huesos se desmontan y ocupan su posición normal tomando la cabeza su forma correcta.

Entre los huesos del cráneo quedan unos huecos más grandes. Se llaman fontanelas. La más grande y que tarda más en cerrarse es la anterior o bregmática que queda entre la frente y los parietales. Es a la que vulgarmente se le llama “mollera”. Tiene forma de rombo y está por encima de la frente. La notarán como una zona más blanda, en el que al tocar no se nota hueso y que dependiendo de las circunstancias puede estar más hinchada, por ejemplo con el llanto, o hundida que la piel de alrededor. Conforme los huesos que la rodean van creciendo y uniéndose, irá haciéndose cada vez más pequeña, hasta cerrarse, lo cual suele ocurrir en promedio entre los 6 y los 18 meses. No es bueno que se cierre mucho antes (sobretodo antes de los 3 meses).

A veces hay otros bultos en la cabeza del bebé producidos también por su paso por el canal de parto, muy blandos y redondeados (como un chichón), son los céfalohematomas: sangramientos entre el hueso y la piel, en algunos casos bastante grandes. Se reabsorben solos generalmente, aunque también en ocasiones pueden endurecerse y calcificarse produciendo deformidades de la cabeza que pueden tardar años en desaparecer (pero desaparecen). Cuando son muy grandes, pueden ser causantes de ictericia.

La cara del recién nacido al comienzo suele estar hinchada y a veces con hematomas por pasar exprimidos por el canal de parto. En los bebés que nacen por cesárea y no han estado encajados, la cabeza es redonda desde el principio y la cara no está tan hinchada. Los primeros días tienen los párpados más inflamados y puede haber pequeñas hemorragias en las escleras (la parte blanca del ojo), son derrames por la presión a la que se les ha sometido al momento de salir. Es normal y desaparecen por completo con el paso de los días.

Al nacer es complicado decir si tendrá los ojos claros u oscuros porque aún no han empezado a producir la melanina, que es la sustancia que les dará su color definitivo. A veces notamos que un ojo le llora más y le forma más secreción (legañas). No se debe confundir con conjuntivitis. Esto es debido a que el conducto lacrimal, que debe llevar las lágrimas de los ojos a la nariz, está taponado por lo que las lágrimas salen hacia fuera y cuando el bebé lo tiene cerrado varias horas (mientras duerme) se secan en el ojo formando “legañas”. Siempre que el blanco del ojo permanezca blanco es que no hay infección. La obstrucción del conducto lacrimal suele ser pasajera aunque en algún caso no se abre hasta pasados los seis meses. Si la acumulación de las lágrimas acaba produciendo conjuntivitis a repetición o pasados los seis meses de vida sigue obstruido se puede abrir canalizándolo. Pero es una operación  que normalmente no suele llegar a hacerse porque se abre antes por sí solo.

Tanto en los párpados como en la frente y detrás de la cabeza son las localizaciones más frecuentes donde en los recién nacidos podemos encontrar al principio unas manchas de color rojo. Son los llamados angiomas planos. Es piel normal salvo por su color, más rojizo que el resto. Es debido a la presencia de un número mayor de vasos sanguíneos en esa zona. La piel por lo demás tiene el mismo aspecto de la circundante. No requieren tratamiento ya que se  acaban borrando, aunque a veces después de varios meses.

La nariz es más chata en los bebés que en los adultos y a veces presenta unos puntitos blancos por toda la piel de la misma que se extienden también por los alrededores de los ojos. Eso se llama milia. Son simplemente glándulas de secreción de grasa que tienen el poro taponado con una capa muy superficial de piel que no deja salir la secreción. Como su secreción es grasa blanca forman puntitos de ese color. Poco a poco los poros se abrirán y se quitarán solas.

La boca es un mundo aparte. Generalmente los bebés no tienen dientes. Y digo generalmente porque una pequeña proporción pueden tener algún diente al nacer. Entre la lengua y la encía inferior hay una tela fina y vertical (el frenillo lingual) que a veces es excesivo siendo necesario cortarlo si dificulta los movimientos de la lengua, sobretodo al alimentase. La mayor parte de los casos no lo necesitan. Entre las encías y los labios hay otros dos frenillos, uno arriba y otro abajo que suelen dar menos problemas. La mayoría de las veces no se da uno cuenta de que el niño los tiene hasta que un día (generalmente cuando empieza a dar los primeros pasos) se cae y se lo desgarra. Si esto pasa cicatrizan bien y no necesitan suturarlos con puntos ni nada (entre otras cosas porque un punto superficial en la mucosa de la boca no dura mucho más de dos días sin caerse). A los lados del frenillo lingual, en el suelo de la boca, hay dos bultitos con un pequeño orificio en el centro. Son las salidas de las glándulas salivares sublinguales. En algunos casos en su lugar aparece un bulto más grande en un lado que en el otro como una burbuja de carne fina con líquido transparente en su interior. Son las ránulas. Es el resultado de un conducto salivar taponado por lo que la saliva se acumula formando un quiste. Suele acabar por abrirse paso sin necesidad de hacer nada aunque a veces, si se infectan pueden dar algún problema y es mejor tratarlas con un Otorrinolaringólogo.

La lengua tiene tres zonas distintas: En la punta y en los laterales hay unos puntitos pequeños. En el centro es como aterciopelada. En el fondo, donde empieza la garganta son como puntos más gordos, como verrugas aplanadas. Cada una de estas zonas está especializada en reconocer un gusto diferente. En la parte aterciopelada puede haber restos blancos. Si se pueden desprender con facilidad, son restos de leche. Si están como pegados y no se puede despegar, en los lactantes de menos de 3 meses con frecuencia son hongos, que pueden aparecer también en la mucosa de las mejillas y los labios.

En el paladar hay dos partes: el paladar duro, y el paladar blando (el velo del paladar). Debe ser un techo continuo que acaba por detrás en la campanilla. Se forma desde los lados hacia el centro durante el desarrollo del feto y a veces no ha llegado a cerrarse el todo en el momento del nacimiento. Los defectos de este cierre pueden ir desde lo más leve (tener la campanilla bífida partida en dos) hasta lo más grave (tener todo el paladar sin cerrar de modo que a través de la boca se ve el interior de la nariz) y en algunos casos sin que ni siquiera el labio se halla cerrado en el centro (quedando abierto con un surco que comunica los dos orificios nasales con la boca). Es lo que se llama fisura labiopalatina o “labio leporino”. En muchos casos de los que se operan hoy en día en menos de un año prácticamente no se nota nada. En la línea central del paladar duro (el techo de la boca), en los recién nacidos pueden observarse unos cuantos puntos blancos como pequeñas perlitas (las perlas de Epstein). Al nacimiento las tienen casi todos, pero van desapareciendo poco a poco.

La entrada de la garganta forma como una puerta cuyo suelo es la lengua, el arco superior es el velo del paladar con la campanilla en el centro y los laterales son las amigdalas. Estas últimas son como unas bolas (más grandes o menos según el niño) con un pequeño pilar por delante y otro por detrás. Las adenoides, no suelen verse por la boca más que si son muy grandes, ya que están más arriba, detrás de la nariz.

En las mejillas, por dentro se pueden ver a veces dos pequeños bultitos con un orificio en el centro. Son la salida de las glándulas salivares parotídeas. Las mejillas suelen ser más abultadas que en los adultos por tener una capa de grasa más importante que se irá perdiendo conforme crezcan.

Las orejas, aunque sea demasiado obvio lo que diré, tienen que ser dos. Una a cada lado de la cabeza y deben tener una forma parecida la de un lado y del otro. Hay malformaciones frecuentes aquí. Las más mínimas son pequeñas muescas en un pabellón como si le faltara un trocito. Otras pueden aparecer delante de la oreja o en la línea que baja desde la oreja por el cuello como verrugas o fositas. Son los apéndices y las fístulas preauriculares. Pequeñas malformaciones. En el caso de los apéndices no se complican y suelen crecer al mismo ritmo que el resto del cuerpo por lo que parecen estar siempre iguales. Si se quitan es sólo por una razón estética. Las fístulas si son más problemáticas porque a veces acumulan secreciones y se infectan. Si eso sucede, deben operarse. La otra importancia que tiene la presencia de estas pequeñas malformaciones es que se producen en el desarrollo fetal en la misma etapa en la que se desarrollan los riñones y el sistema urinario con lo que algunos estudios han relacionado la presencia de fístulas o apéndices preauriculares con una mayor frecuencia de malformaciones de riñón y vías urinarias. Hay otros estudios que dicen que no es así. Ante la duda y dado que no es una prueba en lo absoluto, recomiendo la realización de una ecografía renal y de vías urinarias en los niños que presentan estos estigmas, si se dispone de la posibilidad de hacerla. Aunque no es urgente y las malformaciones son mayoritariamente mínimas y no tienen más repercusión, en muchos casos predisponen a las infecciones de orina con más frecuencia.

Con cariño, Doctora Mamá.


martes, 23 de junio de 2015

Conociendo a mi bebé (Parte I)

Una de las cosas que siempre hago cuando me compro algo nuevo es explorarlo, para conocerlo y familiarizarme con él. Lo mismo nos pasa cuando nacen nuestros hijos. En cuanto llegamos a casa por primera vez después del alta, estamos llenos de emoción y ansiedad. Estamos a solas juntos por primera vez y sentimos la necesidad de empezar a conocernos.

Hace casi ya dos meses, cuando tuve esa maravillosa primera experiencia, apenas llegue a casa preparé la habitación para que tuviera una temperatura agradable y luz natural, dejé a mano toallitas por si acaso, cogí a nuestro hijo, le quité toda la ropa, lo coloqué sobre la cama y empecé la aventura  en colores, explorándolo de arriba abajo, por delante y por detrás. Y para mi gran sorpresa, descubrí cosas inesperadas.

Es por eso, que he considerado importante hacer una revisión guiada de la exploración del bebé, para que estando ya en casa no entremos en pánico si encontramos algo que no vimos o que no nos dijo el pediatra antes de darnos el alta.

Aviso número uno: los bebés son flexibles, no se rompen con tanta facilidad como pensamos los padres al principio. Como recomendación, al tomar y mover a un recién nacido lo fundamental para no hacerle daño es evitar hacer movimientos bruscos de la cabeza del bebé, a excepción de eso lo demás aguanta bastante bien.

Bueno, empezaré por la visión general de un bebé normal.

La postura normal si está tranquilo y despierto consiste en brazos y piernas ligeramente flexionados y con movimientos más o menos animados. A veces, ante cambios de postura o sonidos fuertes, hacen movimientos rítmicos de brazos, piernas o el labio inferior, como una especie de temblor. No son convulsiones. Es algo normal en los recién nacidos debido a la inmadurez de su cerebro y sistema nervioso. Se conoce como reflejo de Moro.

El cuerpo puede estar cubierto de un pelo muy fino, llamado lanugo, el cual tiene una función protectora. Tendrá más cantidad mientras más prematuro sea. A veces une la frente con las cejas y baja por la espalda a todo lo largo y los hombros. Suele caerse entero a los pocos meses del nacimiento.

Eso mismo le pasa al pelo de la cabeza, y entre los 6 y los 9 meses casi todos los bebés están pelados. A partir de ahí el pelo que le salga poco a poco irá presentando las características del que será el suyo definitivo.

También pueden quedarle restos de una grasa blanquecina, el vérmix, que al igual que el lanugo, los cubre por completo durante su formación en el útero y del que al nacer también podemos encontrar más cantidad cuanto más prematuro sea. A medida que va avanzando el embarazo va desapareciendo, de modo que en el recién nacido a término (sobre 37 semanas) apenas hallamos pequeñas cantidades entre los pliegues, axilas o en el pelo.

En relación a la piel del bebé recién nacido, es mucho más fina y delicada que la piel del adulto, siendo aproximadamente de un grosor 10 veces menor que esta. La coloración normal es rosada, aunque depende de las características de la tonalidad de base. Puede tener un ligero tinte amarillo, lo cual se conoce como ictericia. Esto es algo común y normal en la mayoría de los recién nacidos (ictericia fisiológica), principalmente debido a la inmadurez del hígado para procesar la bilis o por hipoalimentación por leche materna. Causas menos frecuentes son problemas por incompatibilidad de grupo sanguíneo con la madre, infecciones o malformaciones de la vía biliar. Esta coloración amarilla va distribuyéndose desde la cabeza en dirección a los pies. Si notamos que es muy intensa o que va alcanzando el abdomen o extremidades del bebe, es mejor consultar con el pediatra o en un servicio de urgencias ya que puede ser una ictericia que requiera de tratamiento. 

También podemos encontrarles granitos en su rostro. Esto se conoce como milia. Parecen perlitas, son diminutos, blancos o amarillentos (de 1 a 2 mm de diámetro), brotan en la cara del 40% de los recién nacidos (en casos muy raros, en el pene y en las piernas). Recuerdan a las espinillas, aunque son mucho más pequeños, y no están infectados. Suelen aparecer en la nariz y en las mejillas, aunque también en la frente y mentón. Surgen por la obstrucción de los poros, causada por la propia secreción de la piel. Cuando esta milia sale en las encías y el paladar, se denomina perlas de Epstein; también son inofensivas y desaparecen al tercer mes. Esto no necesita tratamiento: no apliquen ninguna crema o pomada, desaparecen en un mes y no dejan marca.

En cuanto al cuerpo, los bebés suelen ser simétricos, es decir, los brazos y piernas son de igual longitud y con pliegues similares. Pero la guatita no lo es: antes de comer suele abultar más el lado derecho, y después de comer el izquierdo. Esto es debido a que el hígado (que está a la derecha) de los bebés es mucho mayor en comparación que el de los adultos y cuando el estómago está vacío antes de comer, ocupa casi un tercio del abdomen. Pero después de comer, sobretodo si son muy tragones, el estómago (que está a la izquierda) puede llegar a abultar aun más.

Ahora que ya conocemos el aspecto general normal de nuestro bebé, podemos estar más tranquilos. En los próximos artículos iremos revisando cada segmento corporal del bebé, de arriba a abajo con más detalle. 

Con cariño, Doctora Mamá.


domingo, 21 de junio de 2015

La importancia del apego paterno

Hoy, en el Día del Padre, quiero hablarles de un tema muy especial y poco conocido, principalmente por los hombres: El apego paterno.

El apego paterno es una relación emocional que existe entre el padre y su hijo o hija. Es un proceso que comienza cuando el hombre recibe la emocionante noticia que será padre y se va desarrollando con el interés y la medida en que se involucra con el progreso del bebé dentro del útero, por ejemplo cuando le habla incluso antes de nacer.

Se vuelve especialmente más intenso al segundo mes de vida, cuando el bebé se empieza a conectar con el mundo exterior. Es una relación exclusiva, que no puede ser reemplazada por otra relación entre el bebé y otro hombre.

El apego paterno es muy importante porque le da seguridad al niño o niña. Un buen apego le transmite la seguridad de que cuando esté triste, estresado o angustiado, el padre estará siempre disponible para él, para acompañarlo, calmarlo y contenerlo. Esto lo prepara para que, cuando crezca, pueda enfrentar de mejor forma los problemas y regular sus emociones.

El padre apegado, ¿nace o se hace? Yo diría que ambas cosas. Nace porque se generan respuestas biológicas en el nuevo padre –como el aumento de una hormona llamada oxitocina– que le hacen sentir ternura y deseos de cuidar a su hijo. Pero también se hace, porque si el padre recibió una crianza sensible, le será más fácil sensibilizarse ante las emociones de su bebé.

Los hijos de un padre apegado son niños sensibles, que muestran compasión hacia el sufrimiento de otros niños y piden a sus padres que los consuelen o ayuden. Son niños más sociables y con más alegría de vivir. En cambio los de un padre desapegado son niños demasiado “independientes”. Son niños que tienden a negar y reprimir sus emociones, y tienen más dificultad para relacionarse con su entorno.

Un hombre que falla en el apego se reconoce porque no percibe bien las emociones de su hijo, no se da cuenta de que tiene miedo, o que está triste o aburrido. El llanto del bebé le genera molestia y sólo quiere que se calle. Es un hombre que niega las emociones del niño. Por ejemplo, si el niño se cae, le dice “eso no te dolió” o “no hay que llorar”.

El fruto de un buen apego paterno da como resultado hijos que son personas más felices, se sienten seguros ante situaciones angustiantes, saben reconocer sus emociones y las de los demás, tienen menos dificultades para relacionarse y piden ayuda cuando la necesitan.

¡Feliz Día Papá!

Con cariño, Doctora Mamá.


viernes, 19 de junio de 2015

¡Bienvenida a El Blog de Doctora Mamá!

¡Bienvenidos amigos bloggers!

He decidido iniciar este nuevo proyecto destinado para que mamás, papás, abuelos y familia en general conozcan y aprendan los pro del apego y la crianza respetuosa hacia nuestros hijos, fundamentados desde un punto de vista médico, así también para derribar mitos en torno a esto.

Les iré contando variados temas desde la experiencia propia con mis hijos y las aventuras que conlleva esto día a día.

Contaremos con el aporte de diferentes profesionales invitados, que desde su perspectiva nos darán consejos sobre diversos temas específicos relacionados.

También formarán parte de este proyecto tiendas y emprendimientos amigos que van en la línea del apego y la crianza respetuosa.

Espero que lo publicado en este Blog les sea de utilidad, ya que es un proyecto creado con mucho amor y dedicación.

Con cariño, Doctora Mamá.