viernes, 28 de agosto de 2015

Conociendo la Sala Cuna

Hola, mi nombre es Gisell Ayala A. Soy madre de una bebé de 5 meses y Educadora de Párvulos de profesión.

Este artículo va dirigido a todos los padres que tienen dudas sobre lo que aprenden sus hijos e hijas que asisten a sala cuna y jardines infantiles, y para padres que tienen la opción de estar con sus bebés en sus hogares ya que les brindara mucha ayuda para que puedan estimular desde ahí mismo.

Para empezar, es muy importante señalar que el error que se comete habitualmente es que muchas veces, desde una perspectiva limitada, se piensa que el establecimiento educacional de pre-escolares es sólo un espacio donde el niño y niña solo vaya a jugar, o que solamente es para que cuiden de sus bebes. Están equivocados, porque La Sala Cuna y Jardín Infantil es un espacio educativo formal que facilita y promueve a través de diversas experiencias, el juego, el crecimiento y el desarrollo global de las niñas y niños en todas sus potencialidades.

Todas las experiencias educativas entregadas en la Sala Cuna y Jardín Infantil favorecen el desarrollo integral del niño, el que comprende los siguientes aspectos:  los sentimientos y emociones, el cuerpo, los aprendizajes, el entorno social y familiar, los intereses, la integración, la salud y el crecimiento, en otras palabras dichas experiencias preparan a las niñas y los niños para la vida.

Muchos de ustedes se preguntan: ¿qué habrá aprendido mi hijo en el jardín? ¿cómo trabajan las educadoras de párvulos y técnicos? ¿qué metodos utilizan para enseñarles a nuestros hijos?  ¿qué actividades puedo hacerle a mi bebe en el hogar? y un sinfín de preguntas, pero comenzaré a mencionarles algunos aprendizajes muy importantes que adquieren los niños y niñas que asiste a jardines infantiles y a salas cuna y cómo pueden estimular desde sus hogares.

Las salas cuna se dividen en dos niveles de atencion: Lactante menor (3 meses a 12 meses de edad) y Lactante mayor (12 meses y 24 meses de edad). Las Educadoras de párvulos trabajamos con un sistema de “PLANIFICACIÓN” en donde todas las actividades son organizadas y adecuadas para cada nivel, organizamos los tiempos, los espacios, seleccionamos y preparamos los materiales, nos planteamos objetivos para el logro de aprendizajes y también evaluamos cada aprendizaje adquirido de los niños y niñas.

Lo que tu hijo o hija aprende en la Sala cuna:
-Sociabiliza con más niños y niñas de su misma edad.
-Aprende valores como por ejemplo: Compartir, el respeto por los demás, a valorar a cada niño o niña con diferentes capacidades, entre otros.
-Juega de forma espontánea con diferentes objetos de su entorno.
-Exploran libremente su entorno.
-Establecen normas de convivencias.
-Se hacen más autónomos e independientes.
-Aprenden por medio de canciones.
-Aprenden por medio de imágenes, cuentos, laminas, entre otros.
-Imitan sonidos onomatopéyicos (animales).
-Identifican algunas caracteristicas de animales.
-Dicen o muestran objetos cuando se les preguntan
-Dicen o muestran algunas partes de su cuerpo.
-Desarrollan su psicomotricidad fina y gruesa, por ejemplo: juegan en gimnasios interactivos, interactúan con móviles, bailan al compás de la música, brincan, trotan, caminan, gatean por su alrededor, pintan libremente, modelan con masitas, etc.
-Establecen vinculos afectivos con sus pares y adultos, esto hacen que tengan mas confianza de sí mismo y más seguros en su vida.

Puedo estar escribiendo miles de páginas respecto de los aprendizajes de sus hijos e hijas, ellos aprenden mucho más que esto, pero aquí les escribo algunos aspectos importantes para que no lo olvidemos nunca.

Ahora entregaré algunos tips importantes que les ayudarán a estimular y a enseñar desde el propio hogar:

1.- Siempre entregale amor y cariño (bueno esto es algo instintivo en los padres, que jamás
vamos a dejar de hacer con nuestros bebés, pero no está demás nombrarlo).
2.- Siempre mantén un buen tono de voz, armónico y suave para animar al bebé.
3.- Conversarle lo más que puedan, incluyendo canciones y mímicas para llamar su atención.
4.- Para estimular su autonomía, juega con móviles o gimnasios interactivos para desarrollar su psicomotricidad, si no tienen estas herramientas pueden hacer juegos sobre colchonetas o en la cama, como por ejemplo: alzar sus manos para que el bebé se de el impulso para sentarse, acostarlo boca abajo para que afirme su cabecita (no por muchos minutos y siempre vigilado), tambien puedes usar materiales variados, que estimulen el movimiento: arrastrarse, girar, gatear, tratar de pararse, empujar, patear, por ejemplo: túneles, baldes, pelotas de diferentes tamaños, botellas de plástico para arrastrar, corre pasillos, cintas entre otros. 
¿Qué favorece en los niños y niñas?
-El movimiento libre de su cuerpo, gatear, arrastrarse, tratar de pararse, caminar. 
-Disfrutar de sus posibilidades de movimiento, con una mínima ayuda del adulto. 
-Moverse a su propio ritmo. 
-Darse cuenta que puede descubrir diferentes objetos entretenidos en la medida que se desplaza libremente. 

Recuerden:
-Estar SIEMPRE atenta a lo que cada niño está haciendo. 
-Que los materiales sean seguros y no representen riesgos de heridas, caídas, ahogos, atoros u otros accidentes. 
-Dar tiempo para que los niños y niñas exploren el material un momento por sí solos. 
-Estar atentos a las señales verbales, gestuales de los niños y niñas para responder oportunamente a ellas. 
-Observar y escuchar a los niños y niñas en sus intentos comunicativos. 
-Hablarles en un tono afectivo.

-Involucrase en el juego de los niños y niñas.
-Dejar que ejerciten su cuerpo libremente.
-Evitar tenerlos sentados. 
-Evitar forzar posiciones y movimientos.

Para estimular el lenguaje:
Los padres son los principales y mejores estimuladores del lenguaje del bebé. Son también los grandes responsables del aprendizaje del bebé por su equilibrio afectivo y su adaptación social.
El primer lenguaje del bebé es la expresión, a través de los balbuceos, sonrisas, llantos y otros sonidos, de los sentimientos y necesidades. Así se comunican al principio. Luego, poco a poco, los bebés van adquiriendo un lenguaje más fluido, llegando al dominio de la comunicación verbal.
-Ejercitar sus órganos de fonación, como por ejemplo: mandar besos; soplar con pajitas, flautas; jugar con la saliva; hacer gárgaras; jugar con expresiones faciales (risa, susto, llanto, sorpresa...); hacer sonar una campanilla o cualquier instrumento sonoro y que el niño lo busque. El niño imitará los movimientos ejecutados muy lentamente e irá tomando conciencia de los órganos que está entrenando.
-Hablarle el mayor tiempo posible aprovechando cualquier circunstancia cotidiana como: visitas al parque o plazas, al supermercado, y siempre contarle lo que van a realizar aunque sean bebés ellos ya nos escuchan. 
-Cantar canciones y leerle cuentos, la lectura de cuentos es importante, ya que este período tiene como propósito ofrecer a los niños y niñas la oportunidad de desplegar su imaginación y fantasía, de despertar su deseo de participar, de aportar sus expresiones (movimientos, gestos, balbuceos, imitaciones) y su capacidad de comunicación y creatividad. Se sugiere alternar y complementar lectura colectiva, o en pequeños grupos, de cuentos y otros recursos verbales utilizados por los adultos: trabalenguas, rimas, poemas cortos y simples; con un ambiente enriquecido que ofrezca la posibilidad de escoger entre diferentes alternativas de textos como libros de cuentos, poesías, revistas con fotos de paisajes, de obras arte, de la vida cotidiana en otras culturas, láminas con imágenes y texto, (no de publicidad ni grandes tiendas), entre otros. La lectura de cuentos, ya sea individual o colectiva, para favorecer el disfrute, implica usar un tono de voz adecuado, es decir, moderado, sin estridencias y fluido. También considera la utilización de buena dicción, pronunciación y diversas tonalidades y entonaciones, que realcen la historia. 
Para todas las familias les aconsejo que dejemos que nuestros bebés exploren libremente, no limitemos sus aprendizajes, que realicen juegos  acorde a sus edades (los niños y niñas aprenden por medio del juego),  estimulen de acuerdo a sus intereses y no en el interés de uno mismo, que seamos responsables con el uso de la tecnología, no abusemos porque  todos los excesos son malos: muchos videojuegos, mucha televisión, mucho celulares no permitirán que los bebes se desenvuelvan en un plano mas amplio y tendrán menos estímulos que otros bebes.

¡Saludos a todos los padres multifuncionales!

Gisell Ayala A.
Educadora de Párvulos


sábado, 22 de agosto de 2015

La Lucha de Joselyn Díaz y Mateo

Durante la Semana Mundial de la Lactancia Materna 2015 realicé un concurso fotográfico junto a Medela Chile, el cual tuvo una gran convocatoria. Si bien todas las historias y fotografías que nos llegaron eran hermosas, hubo una en particular que me emocionó enormemente, y no sólo a mí sino a todos los seguidores de la página porque fue la que más votos obtuvo. Me refiero a la historia de Joselyn Díaz y su pequeño Mateo.

Terminado el concurso me puse en contacto con ella para la entrega de su regalo y quise saber un poco más de su conmovedora historia. Si bien el embarazo es complejo para toda mujer, cuando se asocia a un cáncer, el resultado puede ser devastador. Es así como comienza el relato que hoy comparto con ustedes, con la autorización de la ganadora.

Joselyn Díaz, tiene 31 años, vive en Santiago, es Técnico en Enfermería, Terapeuta Floral y se define como una enamorada del baile. Estaba buscando ser madre desde hace cinco años, en medio tuvo una pérdida (Octubre de 2013), y en Mayo del año siguiente descubren que tenía un tumor de ovario el cual tuvieron que intervenir: resultó que tenía endometriosis, una enfermedad que consiste en la aparición y crecimiento de tejido endometrial fuera del útero. 

—“Me dijeron que me costaría ser madre, pero que no era imposible”, dice Joselyn. Finalmente en Octubre del 2014, su Médico esperaría hasta Febrero de 2015 para ver si se embarazaba o sino pasaría al paso de la reproducción asistida. 

—“Yo con toda mi fe quería y sentía que llegaría de forma natural, pero en Diciembre de 2014, me apareció una “pelota” dura (del tamaño de una pelota de taca-taca) muy palpable en la mama derecha. Esa semana yo estaba con muchos ensayos para una linda presentación de villancicos de navidad, ya que amo la danza. Pasó una semana entre que me detecté la pelota y fui a médico. Me mandó a hacer una ecotomografía mamaria y en el mismo examen me dijeron que debía hacerme, ojalá al tiro, una mamografía, porque se veía un poco sospechoso el bulto. Me hice la mamografía y a los días, me llaman para ir a conversar con la Tecnóloga. A esas alturas yo presentía que no andaban bien las cosas...”.

Cuando le entregaron el informe, éste concluía que el estudio de la mamografía presentaba un BIRADS 5, lo que quiere decir que había aproximadamente un 95 % de probabilidad que el tumor fuera maligno. Con ese examen concurrió al Ginecólogo, quien le dice que con ese resultado tenía prohibido embarazarse, y le indicó hacerse una biopsia. 

—“Yo entendí perfectamente que la cosa no era muy positiva. Y resulta que a los 3 días me entero que estoy embarazada: un balde de agua fría. Lo que tanto soñábamos, en el momento menos oportuno”. 

Le tomaron la biopsia, avisando por supuesto, que estaba embarazada. En menos de 7 días la llamaron para que fuera a retirar el resultado y se dirigiera a su médico  asignado cuanto antes. Cuando el resultado de una biopsia concluye un BIRADS 5, se activa inmediatamente el GES, para diagnóstico de cáncer de mama y derivan a un especialista en patología mamaria. Cuando llega a ver a su Ginecólogo, él se entera de su embarazo y de su diagnóstico de Carcinoma ductual infiltrante de mama grado 3, por lo que lleva su caso a un comité, en el cual se discute su caso y concluyen que deberá esperar hasta la semana 12 de embarazo para extirpar toda la mama, para no provocar daños en el feto. Y así comienza todo. 

—“Los cinco primero meses estuve en reposo absoluto por desprendimiento de placenta, en medio fue la operación. Fue un tiempo difícil, de mucha incertidumbre. Gracias a Dios mi pequeño resistió bien la operación, y el ganglio centinela salió sin metástasis. Un alivio grande. Mi recuperación fue dolorosa, sentir que tienes “achurrascado” el pecho es atroz. No me impresionó verme mutilada, eso es muy curioso, sabía que era por sanidad y aparte hice una carta de despedida a mi mama, lo deseaba y eso me ayudó mucho. Después vinieron las quimioterapias, y lo que ahora viene es Tamoxifeno por 10 años. Mi embarazo ha sido la verdad que no sé como describirlo, ha sido una luz en medio de todo. Nunca he dudado de la fuerza de mi pequeño luchador, y en general yo le he transmitido tranquilidad y alegría. Yo he tenido un buen embarazo emocionalmente hablando”.

Su equipo médico le ha dicho que el cáncer que tuvo tiene un lado bueno y uno no tanto. Lo bueno es que no tuvo compromiso de ganglios, y lo malo es su edad, ya que tiene  mayores posibilidades de que el cáncer vuelva porque su cuerpo joven reproduce a una mayor velocidad las células, son más vitales por decirlo de alguna manera. Y le queda un largo camino por vivir aun. Eso aumenta las probabilidades.

—“Hay dos cosas que me comentaron respecto a la quimioterapia y el embarazo, pero sólo son probabilidades: la primera es que tenga un parto prematuro y la segunda es que la quimioterapia frene el crecimiento intrauterino de Mateo. La verdad es que la segunda ya no se dio, al menos hasta ahora. Pues tiene un gran peso mi pequeño, tengo 32 semanas y pesa 1,970 kg. Muy pronto sabré cuándo programan mi parto, porque deben adelantarlo un poquito para no retrasar tanto mi tratamiento. Deseo parto normal, sin anestesia si es posible. Bueno, no sé qué más puedo pedir?”.

Posterior a su parto, Joselyn debe seguir su tratamiento con Tamoxifeno (medicamento  que se emplea como terapia complementaria para el cáncer de mama) por 10 años, pero no es compatible con la lactancia. 

—“Yo le pedí a mi doctor que por favor me dejara amamantar a mi bebé aunque sea un mes, a lo cual accedió. Por lo tanto, ese tiempo debo aprovecharlo al máximo y deseo almacenar mi leche para los siguientes meses, cuando ya no pueda amamantar a Mateo. Sé las propiedades maravillosas que tiene la leche materna y no quiero privar a mi pequeño de ese tesoro”.

Muchas veces, hay lactancias complejas por distintos motivos, tal como la mía, tal como la de Joselyn y como la de muchas otras madres que por distintas razones no logran consolidarla en el tiempo. Pero esta gran historia de amor y superación frente a la adversidad, nos enseña que cuando una madre desea sacar su lactancia adelante, ni siquiera el cáncer la puede detener. Mis mejores deseos para Joselyn y su pequeño Mateo que está por nacer, dos vencedores en esta hermosa historia.

Con cariño, Doctora Mamá.


lunes, 17 de agosto de 2015

Método Madre Canguro (MMC)

Muchos de ustedes deben preguntarse ¿qué es el Método Madre Canguro (MMC)?, y muchos de ustedes también lo asociarán al porteo o exterogestación, pero se equivocan, ya que el MMC se define como el contacto piel a piel entre la madre y el bebé; de forma precoz, continua y prolongada en conjunto con la lactancia materna.

Este método se utiliza con mucha frecuencia en los recién nacidos pretérminos (prematuros) o de bajo peso al nacer, sin embargo en la actualidad se han comprobado múltiples beneficios sobre el MMC tanto para todos los bebés como para las madres… Les cuento un poquito más:

Se trata de un método eficaz y fácil de aplicar que fomenta la salud y el bienestar del bebé; sus principales características son:

• Contacto piel a piel temprano entre la madre y el bebé
• Lactancia materna exclusiva (en el caso ideal)
• Se inician en el hospital o clínica y se puede continuar en el hogar
• Los bebés pequeños pueden recibir el alta en un corto plazo
• Las madres en su hogar se sienten más cercanas a sus bebés

Los primeros en presentar este método fueron los doctores Rey y Martínez en Bogotá, Colombia, donde se desarrolló como alternativa a los cuidados en incubadora, inadecuados e insuficientes, proporcionados a recién nacidos pretérminosque habían superado dificultades iniciales y que necesitabanúnicamente alimentarse y crecer. Casi dos décadas de aplicación e investigación han dejado claro que el MMC constituye algo más que una alternativa a los cuidados en incubadora. Se ha puesto de manifiesto que el MMC repercute eficazmente en el control de la temperatura, la lactancia materna, el riesgo de infecciones, de episodios de apnea y fortalece el desarrollo de vínculos afectivos referidos a todos los bebés con sus padres, al margen de su entorno, peso, edad gestacional y situación clínica.

En este sentido el MMC constituye un método moderno de atención en cualquier entorno, el cual debe ser supervisado por un equipo especializado en el caso que el bebé esté en observación médica.

¿Cuándo iniciar el MMC?
El momento del inicio del MMC varía, lo ideal es que se realice inmediatamente después del parto y continúe durante los siguientes días después del nacimiento especialmente en los niños pretérminos o de bajo peso.

¿Cuánto dura el MMC?
La duración diaria y general del contacto piel a piel fluctúa desde algunos minutos (ejemplo 30 minutos al día como promedio) hasta prácticamente las 24 horas del día.
Van desde días hasta varias semanas. Cuanto más duran los cuidados, más fuerza adquieren los beneficios del MMC.

¿Qué vestimenta debe usar la madre?
La madre puede llevar cualquier prenda que le parezca cómoda y abrigada para la temperatura ambiente circundante, siempre que la prenda en cuestión permita acomodar al bebé, esto es, que se le mantenga firme y cómodamente en contacto con su piel. No es necesario el uso de ropa especial, a no ser que la que se lleve habitualmente sea demasiado ajustada.
Ideal que permita el contacto piel a piel con el tórax (pecho) de la madre.

¿Qué es la faja de sujeción?
Se trata del único artículo especial necesario para la aplicación del MMC. Ayuda a que las madres sostengan a sus bebés junto a su pecho de un modo seguro. Para comenzar, se recomienda emplear un pedazo de tela suave de en torno a un metro cuadrado, plegarlo en diagonal y asegurarlo mediante un nudo o bien introducirlo bajo la axila de la madre. Más adelante, una bolsa de transporte de la elección de la madre puede reemplazar dicha tela. Cualquiera de estas opciones concede a la madre libertad para mover ambas manos y le permite desplazarse con facilidad mientras transporta al bebé en contacto con su piel. 

¿Cómo debe estar el bebé? 
Si la temperatura oscila entre 22 y 24º C, el bebé al que se transporte en posición canguro no llevará más ropa que el pañal, un gorro y unos calcetines que lo abriguen.
Si la temperatura desciende por debajo de los 22º C, el bebé deberá llevar una camiseta de algodón sin mangas y abiertapor la parte delantera, de manera que el rostro, el pecho, el abdomen y las extremidades permanezcan en contacto piel a piel con el pecho y el abdomen de la madre. Posteriormente, la madre se cubrirá a sí misma y al bebé con su ropa habitual.

¿Cómo es la posición canguro? 
Se debe colocar al bebé entre los pechos de la madre, en posición vertical, de modo que el pecho del bebé quede en contacto con el de la madre.
• Se sostiene al bebé con la faja, la cabeza, vuelta hacia un lado, se hallará ligeramente extendida.
• La parte superior de la faja se hallará justamente debajo de la oreja del bebé. La posición ligeramente extendida de la cabeza mantiene abiertas las vías respiratorias y permite el contacto visual madre hijo.
• Hay que evitar tanto la flexión hacia adelante como la hiperextensión de la cabeza.
• Las caderas deberán estar flexionadas y las piernas extendidas en una postura que recuerde a la de una rana; los brazos también deberán estar flexionados Habrá que anudar la tela con una fuerza tal que, al levantarse la madre, el bebé no se salga. Deberá garantizarse que la parte más apretada de la tela se sitúe sobre el pecho del bebé. 
• La respiración y los latidos cardiacos de la madreestimulan al bebé, haciendo que se sienta cómodo y seguro.


Dormir y descansar
La madre dormirá mejor con el bebé en posición canguro si adopta una posición reclinada o semireclinada, de en torno a 15 grados con respecto a la horizontal. Ello puede lograrse mediante una cama ajustable, si se dispone de ella, o bien con varias almohadas apiladas sobre la cama. Se ha observado que dicha postura puede reducir el riesgo de apnea para el bebé. En caso de que a la madre le resulte incómoda la posición semi-reclinada, es preferible permitirle dormir como prefiera, dado que las ventajas que se desprenden del MMC son mucho mayores que el riesgo de apnea. Algunas madres prefieren dormir apoyadas sobre su costado en una cama semi-reclinada (el ángulo imposibilitadormir apoyada sobre el abdomen) y si el bebé está sujeto como se ha descrito anteriormente no existe riesgo de asfixia.
Una silla cómoda con respaldo ajustable podría ser útil para el reposo a lo largo del día.
  
RECORDAR LO MÁS IMPORTANTE: NO OLVIDAR QUE TAMBIÉN EXISTE EL MÉTODO PAPÁ CANGURO!!!

¿Y tú, qué esperas para practicarlo?



Karen Perez Ibacache
Kinesióloga

viernes, 14 de agosto de 2015

El Calzado de los Niños

Cuando llega el momento en que los padres pensamos en qué tipo de zapatos le compraremos a nuestros hijos, debemos saber que serán un artículo de gran importancia, como un factor más de salud y por lo tanto debe primar eso antes que lo meramente estético, ya que los pies en crecimiento de los niños requieren especial cuidado y atención. 

Algunos padres a la hora de comprar calzado a sus hijos, incluso antes de que el bebé comience a gatear, van a las zapaterías queriendo comprar “lo mejor”. Un punto clave a saber es que la misión del calzado para bebés que todavía no caminan es únicamente el abrigo, no la sujeción. En cambio, para los que ya caminan es indispensable permitir el movimiento de las articulaciones del pie. Se deben respetar la anatomía, la fisiología, la biomecánica y su etapa de desarrollo y crecimiento, sobretodo cuando no existen deformidades ni condiciones que requieran de algún tipo de calzado correctivo. Pero generalmente lo que en el retail nos venden como “lo mejor” suele ser un zapato lindo pero con armazón duro, incómodo y muy alejado de lo que debería ser uno adecuado para esos pequeños pies que están creciendo y formándose.

Hay una corriente entre algunos profesionales, Traumatólogos principalmente, que defienden la necesidad de un zapato infantil fuerte, en el que el pie vaya “bien firme”, tanto el tobillo como la planta y los dedos. Siguiendo esa teoría, algunos fabricantes de calzado han creado una especie de botin terrible, que prácticamente inmoviliza todas las articulaciones del pie e impide al niño utilizar correctamente su musculatura y su fisiología en desarrollo. Yo me pregunto: ¿Cuál será el motivo de crear esos zapatos? ¿Creerán que uno llevará a escalar una montaña al bebé?

En mi opinión, lo más acorde y respetuoso es observar a la propia naturaleza. El pie fue creado para ir descalzo y no para ir metido en un armazón rígido. Aunque el mundo actual, para los que vivimos en el área urbanizada, no nos permite andar descalzos, un calzado inteligente debería seguir fielmente los dictámenes de la naturaleza. La principal misión del calzado es proteger y abrigar al pie, y no aprisionarlo impidiéndole estímulos tanto internos (del propio movimiento, equilibrio, postura) como externos (contacto de la planta del pie con el suelo).

A continuación, veremos cada parte del zapato:

La suela. Si la suela del zapato es muy rígida, no permitirá que haya movimiento en la parte anterior del pie (articulación metatarsofalángica). Si nos fijamos cuando una persona camina descalza, el pie no se mueve en bloque sobre el suelo, sino que se dobla, articulándose en la base de los dedos en dos momentos durante cada paso: justo antes de apoyar el pie en el suelo y aún más en el momento de separarse del suelo tras el apoyo. Por otra parte, si la suela es muy gruesa, el niño se pierde una serie de estímulos y sensaciones que debe percibir del suelo (por ejemplo las diferencias entre un piso de cemento y la tierra del jardín) y que le ayudarán a desarrollar sus reflejos, destreza y equilibrio. Una suela muy dura y rígida hará que el niño camine al estilo Frankestein. En cuanto al ancho, debe ser lo suficientemente ancho por delante como para que permita a los dedos poder abrirse y moverse con libertad (al estilo Pato Donald).

Las plantillas. Muchos zapatos de niños pretenden que la plantilla intente mantener artificialmente la cavidad de la planta del pie (arco interno plantar) para evitar el pie plano. En el pie existen estructuras (músculo-tendinosas y ligamentos) encargadas de formar y mantener la cavidad plantar. Todos los niños antes de empezar a andar tienen un pie plano fisiológico, es decir, que es  normal. Más adelante con la puesta en pie y la marcha, es cuando se empieza a formar la cavidad plantar, gracias a la acción muscular (tibial anterior, flexor corto plantar, aductor del primer dedo). Si esta cavidad es mantenida artificialmente por el calzado, estaremos inhibiendo la acción de estas estructuras, cuya misión es sostener el arco del pie. Es por ello que la plantilla del zapato debe ser plana y flexible.

El tobillo. Si la bota o zapato alto es de material rígido, impedirá el movimiento natural del tobillo (articulación tibio-peroneo-astragalina). Cuando caminamos debemos tener libre dicha articulación para un correcto movimiento. En el caso de bebés que gatean, o que a ratos gatean y otros se ponen de pie y caminan, también es importante dejar libre el tobillo, ya que su posición varía mucho según esté gateando o de pie. Con un calzado que fije el tobillo dificultaremos su forma natural de desplazarse. A veces lo que se pretende con ese tipo de calzado es dar mayor estabilidad a la marcha, que ya de por sí es inestable, de un bebé que está comenzando a andar. Si la madurez anatómica de un niño le permite estar de pie y caminar sólo unos minutos, es un error intentar darle una estabilidad artificial por medio de un calzado duro y con el contrafuerte excesivamente alto, para que pueda “andar mejor”. Con las botas y zapatos rígidos el bebé estará incómodo en cualquier otra postura que no sea estar de pie. Si los padres creen que el tobillo de un bebé de un año es débil y necesita refuerzo por parte del calzado, lo que harán es debilitarlo más aún si lo acostumbran a llevar un armazón que lo sujete, ya que lo que mantiene la estabilidad del tobillo son los músculos y los ligamentos. Por lo tanto, el zapato debe llegar hasta debajo de los maleolos (los huesos laterales del tobillo) o si es una bota, debe ser lo suficientemente flexible como para permitir el movimiento completo de la articulación del tobillo.

Taco y punta. Nunca he visto un calzado para niños pequeños que esté terminado en punta o que tenga taco, pero en caso de que encontrarán uno de esas características, les advierto que son causa de muchas deformidades y otros problemas de los pies en las mujeres que eligen su calzado según la moda y no según criterios saludables. ¿El más famoso? El Hallux Valgus, pero que probablemente conocen como “juanete”.

En resumen...
  1. El zapato debe dejar libre la articulación del tobillo.
  2. El zapato debe ser flexible, permitiendo doblar la parte de delante de la suela fácilmente hacia arriba con la mano.
  3. El tamaño del zapato debe ser lo bastante ancho y largo para que permita el movimiento de los dedos y que éstos no lleguen a tocar por delante el final del zapato por dentro. Una opción es dibujar el contorno del pie del niño en un cartón o papel, recortarlo y comprar luego un zapato en el que quepa bien esa plantilla.
  4. Los materiales deben ser lo más naturales posible para que permitan la transpiración de los pies:  cuero,  algodón, lona, etc.
  5. El modelo más adecuado es un zapato que se adapte bien al pie, es decir con cordones o velcro en el empeine. Las chalas tipo hawaianas no son recomendables, entre otras cosas porque la percepción de que se sale a cada paso obliga a los dedos a un trabajo extra de “agarre” innecesario.

A pesar de haber elegido un calzado correcto, no deben olvidar que los zapatos son sólo para usar unas horas del día. En casa, los pies deben estar lo más libre posible: calcetín o similar sería suficiente (solamente para mantener calientes los pies).

Buscando estas características de calzados para mis hijos, es que encontré a la tienda Moccs Babypopi. Ellos fabrican mocasines de planta blanda, confeccionados a mano y están hechos 100% de cuero. Los Moccs Babypopi poseen sus puntas redondeadas totalmente, para que los deditos se muevan libremente dentro del zapato, por lo tanto no hay zapato derecho ni izquierdo, pero si lo habrá cuando las huellas del bebe se estampen naturalmente con el uso. Fabrican maravillosos modelos a pedido, con tallas de recién nacido hasta aproximadamente los 4 años, con una gran gama de colores y estilos, realizando envíos a todo el país. Mezcla perfecta de estilo y calidad en un calzado respetuoso para nuestros hijos.



¿Dónde?
moccsbabypopi@gmail.com

Con cariño, Doctora Mamá.

domingo, 9 de agosto de 2015

Lo que deben saber los niños

La semana pasada tuve reunión en el jardín de mi hija mayor, quien cursa transición menor. En ella, la educadora de párvulos nos entregó el informe del semestre anterior y me llamó profundamente la atención el hecho de que muchos apoderados quedaran preocupados porque sus hijos, de cuatro a cinco años en promedio, no habían logrado puntaje “excelente” en todos las actividades y quizás no sabían lo suficiente. Esto me llevó a plantearme: ¿Qué debe saber un niño de cuatro años?.

Los comentarios que escuché no sólo me entristecieron sino que también me irritaron. Una mamá enumeraba una lista de todas las cosas que sabía su hijo que asistía al jardín desde los dos años: todos los órganos del cuerpo humano, colores primarios y secundarios, los números del 1 al 10 en inglés, los países de América, escribir su nombre y apellido, entre otras tantas cosas. Otros presumían de que sus hijos sabían incluso muchas más cosas porque aparte de las tareas del jardín, en casa les daban “tareas extras”. Sólo unas pocas decían que cada niño se desarrolla a su propio ritmo y que no hay que preocuparse.

Sé que es natural comparar a nuestros hijos con otros niños y querer asegurarnos de que estamos haciendo lo mejor por ellos. Estamos insertos en una cultura tan competitiva que hasta nuestros propios niños en edad preescolar se han convertido en trofeos de los que presumir. Pero a mi modo de ver, la niñez no debe ser una carrera. Incluso soy una férrea detractora de las tareas para hacer en casa y más aún si se trata de un fin de semana.

Por todo ello, he decidido proponer mi lista de lo que debe saber un niño (o una niña) de cuatro años:


  1. Debe saber que los niños pueden reír fuerte. 
  2. Debe saber que puede utilizar su imaginación y nadie se enojará por pintar el cielo de color rosa o dibujar perros con seis patas.
  3. Debe saber que su familia lo quiere incondicionalmente y en todo momento.
  4. Debe saber cómo mantenerse a salvo en lugares públicos o frente a extraños.
  5. Debe saber que hay que saludar cuando amanece con un “buenos días” y cuando anochece con un “buenas noches”.
  6. Debe saber que siempre hay que dar las gracias por los favores que nos hacen.
  7. Debe saber que las cosas se piden “por favor”.
  8. Debe saber que nunca tiene que hacer algo que no le parezca apropiado, se lo pida quien se lo pida. 
  9. Debe saber que si le gusta un oficio o profesión, tiene la seguridad de que se le va a apoyar si quiere dedicarse a ello. 
  10. Debe saber que pasar el día al aire libre haciendo castillos de arena, tortas de barro o casitas de cuentos de hadas es tan importante como aprenderse los números del 1 al 20.
  11. Debe saber que no hay que decir groserías y malas palabras.
  12. Debe saber que a los animales hay que amarlos y respetarlos.
  13. Debe saber que la basura no se bota al suelo.
  14. Debe saber que no hay que burlarse de los defectos de los demás.
  15. Debe saber que si comparte, no debe esperar nada a cambio.
Pero más importante aún es lo que deben saber los padres:
  1. Que cada niño aprende a andar, hablar, leer y conocer los números a su propio ritmo, y que eso no influye en absoluto en cómo de bien ande, hable, lea o haga cálculos cuando sea grande.
  2. Que el factor más influyente en el buen rendimiento académico y las buenas notas en el futuro es el hábito de la lectura desde que los niños son pequeños. No es el tablet, ni el jardín más elegante, ni los juguetes más caros, sino que mamá o papá dediquen un rato cada día o cada noche (o ambos) a sentarse a leerle buenas historias.
  3. Que ser el niño con mejores notas o más estudioso del curso nunca ha significado que sea el más feliz. Estamos tan obsesionados por tratar de dar a nuestros "lo mejor" que lo único que les estamos dando son unas vidas tan estresadas como las nuestras. Una de las mejores cosas que podemos ofrecer a nuestros hijos es una niñez sencilla y despreocupada.
  4. Que nuestros niños merecen vivir rodeados de libros, naturaleza, materiales artísticos y la libertad para jugar con ellos. Podríamos deshacernos del 90% de los juguetes de nuestros hijos y ellos ni los echarían de menos. Sólo algunos son importantes: juguetes como los los bloques tipo LEGO, juguetes creativos como los materiales artísticos de todo tipo (por ejemplo, en nuestra casa forramos las puertas del closet de mi hija con un material tipo acrílico para que pueda dibujar con plumones), los instrumentos musicales, ropa vieja para hacer disfraces, y libros y más libros. Necesitan libertad para explorar con estas y otras cosas, para amasar pan u hornear galletas de plasticina en la mesa de la cocina mientras hacemos la cena (aunque lo ensucien todo) o tener un rincón en el jardín en que puedan cuidar sus propias plantas.
  5. Que nuestros hijos necesitan más de nosotros. Trabajamos para tener y darles un buen estilo de vida pero otros terminan pasando más tiempo con ellos. Es obvio que todos necesitamos tiempo para una ducha tranquila, charlar con los amigos, salir a cenar en pareja y algo de vida aparte de los hijos. Algunos psicólogos recomiendan que tratemos de dedicar 10 minutos diarios a cada hijo y programar un domingo al mes dedicado a la familia. Nuestros hijos terminan necesitando el tablet, las actividades extraescolares (como las clases de ballet o kárate), o los entrenamientos de fútbol para poder “gastar” las horas del día, cuando realmente lo que ellos necesitan es a unos padres que se sienten a escuchar su relato de lo que hicieron durante el día en el jardín, unas madres que se sienten a hacer las tareas con ellos, padres y madres que les lean cuentos. Necesitan que los llevemos al parque o nos sentemos a tomar el té en familia. Tienen derecho a ayudarnos a hacer la cena aunque tardemos el doble (y trabajemos el doble). Tienen derecho a saber que para nosotros son la prioridad y que nos encanta de verdad compartir y estar con ellos.

Si existen aspectos académicos en los que parece que un niño está atrasado, hay que saber que eso no es indicador de ningún fracaso, ni del niño ni de sus padres. Simplemente es que el niño va a un ritmo distinto. Los niños aprenden lo que les llama más la atención, y la idea de que todos deben saber “X cantidad” de contenidos a una edad concreta es absurdo. Aún así, si queremos que los aprenda, lo que tenemos que hacer es introducirlos en la vida cotidiana, que el niño juegue con ellos, y así los aprenderá de manera natural. Si contamos hasta 20 cuando estamos ordenando los calcetines, aprenderá a contar. Podemos leerles cuentos divertidos sobre los animales y así repasar el abecedario. Experimentar con todo, desde las plantas hasta los colores de los alimentos. Todo irá entrando con más naturalidad, más diversión y mucha menos presión. 

Mi consejo favorito sobre los niños es que dejemos que sean niños, porque sólo lo serán una vez en la vida. 

Con cariño, Doctora Mamá.


miércoles, 5 de agosto de 2015

Una Lactancia Cuesta Arriba

Cuando empecé mi formación como consejera de lactancia, una de las premisas que más se recalcaban tanto por parte de OMS y Unicef era: “los primeros 6 meses el bebé sólo se debe alimentar de lactancia materna y luego, idealmente continuar como complemento hasta los dos años”. Eso estaba grabado en mi chip interno, y para mí no existía otra opción ya que (y aquí viene la segunda premisa) “no hay mujer que no produzca leche, ya que ésta se produce por el estimulo de la succión y más succión del bebé”. Eso era lo que incansablemente yo le transmitía a mis pacientes con problemas de lactancia, y con un manejo integral siempre lograba que sacaran adelante su lactancia. Hasta que me tocó vivirlo a mi, y aquí comienza mi historia.

Mi embarazo no fue para nada lo que yo esperaba, por el contrario, fue muy complejo y agotador, con una Hiperemesis Gravídica de por medio, lo cual me hacía vomitar hasta agotar todas mis fuerzas. Este estado me duró casi hasta las 30 semanas, lo cual provocó en mi una gran baja de peso y al mismo tiempo perjudicando el crecimiento de mi bebé. Estaba cercana a la semana 38 de mi embarazo, cuando repentinamente rompí las membranas en la madrugada de un día martes. Dí aviso a mi Ginecólogo y a mi Matrona y la indicación fue que nos fuéramos lo más pronto posible a la clínica. Yo sólo botaba el líquido amniótico pero no sentía ningún dolor por contracciones. Al llegar, me internaron de inmediato, con reposo absoluto en cama hasta que llegara mi Ginecólogo. Cuando llegó y evaluó mi registro fetal, confirmó mis sospechas de que algo no marchaba bien: estaban bajando los latidos cardíacos del bebé porque probablemente traía su cordón umbilical enredado al cuello, y si continuaba así me tendrían que someter a una cesárea de urgencia. Entré en pánico. Siempre he sido partidaria del parto vaginal por sus múltiples beneficios y le tenía terror a la cesárea, entre otras cosas, por su influencia en perjudicar la lactancia. Me encomendé a Dios y le rogué que permitiera que mi parto fuera vaginal. Pasé en total 9 horas en trabajo de parto y cuando me iban a hacer un tacto de control para ver qué tanto había dilatado el cérvix uterino y... ¡Sorpresa! Ya estaba en dilatación completa. Me pasaron inmediatamente a la sala de partos, acompañada en todo momento por mi esposo y mi madre. Empecé a pujar pero me costaba, hasta que en un momento el Ginecólogo menciona la palabra “fórceps” y pujé con todas mis fuerzas dando a luz a mi pequeño hijo. Alcancé a ver su rostro solamente y lo sacaron a reanimación. Todo mi deseo de apego inmediato, piel a piel, se marchaba. 

Por unos momentos perdí el conocimiento, perdí la noción del tiempo y cuando desperté me encontraba en la sala de recuperación. Lo primero que hice fue preguntar por mi bebé. La Matrona me dice que está bien pero le están haciendo algunos exámenes. Sólo pienso en que quiero tenerlo entre mis brazos. Cuando finalmente me lo traen, me embarga la emoción. Estamos por primera vez juntos y a solas. Era un ser tan pequeñito y frágil, durmiendo profundamente. Instintivamente lo primero que hago es intentar ponérmelo al pecho, pero él no succionaba y a mi no me salía calostro. La Matrona me tranquiliza, me dice que es normal que las primeras horas el bebé esté mas somnoliento y que sólo es cosa de esperar la bajada del calostro. Bajada que llegó en mínima cuantía en esas primeras 48 horas que estuvimos internados. Al momento del alta, el Ginecólogo me la da sin problemas, pero el Neonatólogo al examinar al bebé me informa que lo nota con un tinte amarillo, por lo que es necesario descartar una ictericia previo al alta. Se me hace interminable ese par de horas, cuando finalmente llega el resultado: efectivamente sus niveles de bilis estaban elevados por lo que era necesaria una hospitalización para fototerapia. “No es mucho, a lo más serán 48 horas. Lo más probable es que sea por hipoalimentación de leche materna, ya que no tiene ningún otro factor de riesgo, pero además bajó mas del peso esperado que debería haber bajado”, me dice. Ahí viene mi primer sentimiento de culpa. No fui capaz de alimentar a mi bebé y por mi culpa ahora no nos íbamos de alta a casa y él tendría que quedarse internado. “Pero no desespere, la bajada de leche se produce entre el 3º y 5º día, así que continue poniéndolo frecuentemente al pecho”, cosa que también sabía, pero la culpa ya estaba instalada ahí.

Fuimos a casa a buscar más ropa para el bebé, para su hospitalización que obviamente no estaba prevista. Al llegar, estoy cambiándolo de ropa cuando noto que está con la temperatura corporal un poco elevada. Le coloco un termómetro y para mi horror el bebé estaba con fiebre. Partimos nuevamente de vuelta de inmediato. Al llegar, el Pediatra lo interna y nos dice que “puede ser fiebre por sed”, un mecanismo de defensa del propio organismo para avisar que hay una deshidratación, pero que de todos modos se harán exámenes para descartar una infección. El sentimiento de culpa se ahondaba aún más.

La succión del bebé se hacía mucho más débil aún, yo seguía con casi nula bajada de calostro y yo veía venir lo inevitable: habría que darle fórmula. El estrés se apoderó de mi y mi reflejo de eyección desapareció. Es sabido que la adrenalina lo inhibe por una razón muy sabia de la madre naturaleza: cuando las mamíferas están en peligro y deben huir junto a sus crías, la adrenalina hace desaparecer el reflejo eyectolácteo para que no queden rastros de leche materna que el depredador pueda oler y seguir. Y ahí estaba yo, estresada y sin una gota de calostro acompañada de una débil succión de mi bebé que no ayudaba a mejorar la situación. Y al verlo efectivamente deshidratado, con mis ojos llenos de lágrimas tuve que acceder a darle fórmula. En mi mente tenía la convicción que esto sería transitorio, que aún estaba dentro de los días en que vendría la bajada de leche. 

Por norma del Servicio de Pediatría, las madres puérperas no pueden acompañar al bebé en las noches, por una cosa de respetar el estado delicado que implica el puerperio en sí. Con el alma destrozada tuvimos que irnos con mi esposo, dejando solo a nuestro pequeño bebé. Llegar a casa y ver su cuna vacía fue un sentimiento terriblemente desgarrador. Esa noche no dormimos, esperando que amaneciera para estar nuevamente con él.

Al llegar, nuevamente hay malas noticias: los exámenes estaban alterados y el bebé efectivamente estaba cursando una infección, por lo que esas 48 horas de fototerapia que yo tenía estipuladas se desvanecían, ya que debería permanecer más días para tratamiento antibiótico. El único factor de riesgo para que hiciera una infección era la rotura de membranas. Nuevamente recibía otro golpe a mi conciencia. “Todo esto es mi culpa”, me repetía en mi cabeza una y mil veces. Mi esposo y mis padres, acompañando el proceso en todo momento, trataban de consolarme, de quitarme esos pensamientos, pero yo de todos modos pensaba que en el interior todos me responsabilizaban a mi. 

A pesar de todo, al llegar a ver al bebé, lo encuentro de mejor ánimo y mucho más despierto. La enfermera me dice “prácticamente se tragó los biberones de fórmula, lo que el bebé tenía era hambre y sed”. Yo trato de hacer caso omiso y me lo pongo nuevamente al pecho, él empezaba a succionar un poco más fuerte pero yo no sentía la famosa “bajada de leche”. La Enfermera me sugiere ir en busca de un extractor de leche para  estimular más y para intentar dejarle leche para sus tomas nocturnas. Yo sé que el extractor nunca ha sido un marcador fidedigno de la cantidad de leche extraída, pero decido que lo usaré igual. Empiezo con los masajes en las mamas, la estimulación del pezón y logro sacar unas escasas gotas de leche. Pero no son suficientes para poder dejarle a mi bebé. “No se preocupe, si total acá le seguiremos dando fórmula, así que de hambre no se va a morir”, me insistía la Enfermera. Palabras que yo no quería oír, porque yo debía ser capaz de alimentar a mi bebé. 

Yo tenía mi extractor en casa, el que ocupaba para enseñar en mi Clínica de Lactancia, pero que nunca había utilizado en forma personal. Sabía perfectamente las técnica de uso, pero ahora que era yo quien tenía que poner en práctica los conocimientos, lo sentía como un aparato intimidador. Noche tras noche, al llegar a casa mientras el bebé permanecía internado, me “conectaba” sagradamente al extractor, pero lograba sacar unas escasas gotas de leche. En mi interior persistía el sentimiento de culpa y el estrés. Yo lo atribuía a eso y pensaba que cuando llegáramos a casa, toda esta pesadilla acabaría y podría empezar normalmente mi añorada lactancia materna exclusiva a libre demanda. 

Finalmente el tan esperado día del alta llegó. Llegamos a casa y por fin estuvimos a solas con mi bebé. Las emociones (y las hormonas) fluían a gran velocidad. Llegaba el momento de reiniciar la lactancia como yo quería. Pero ahí estaban los ojos de todos sobre nosotros dos: “no se te ocurra dejar de darle fórmula, porque le puede volver a pasar lo mismo”. Y esa frase me llevo nuevamente a la inseguridad y resurgió la culpa inicial. Algo tenían de razón mi familia, y yo obviamente no quería que le pasara de nuevo lo mismo a mi bebé. La vulnerabilidad emocional que provoca el puerperio estaba apoderada de mi junto a esa persistente inseguridad de no ser capaz de producir la leche suficiente para mi hijo. En ese momento no quería ser la “experta en lactancia”. Quería ser una paciente más y que fuera otra persona la que me diera las directrices a seguir. Así fue como empecé solo a “rellenar” con fórmula luego de darle pecho. Seguí incluso los consejos caseros de mi abuelita (tomar malta con leche, el agua de avena, etc), que a pesar de que sabía que no contaban con estudios científicos que los avalaran, el efecto placebo lograba un sentimiento de confianza en mi.

Y llegó el día del primer control, el diagnóstico fue poco esperanzador: el bebé había subido escasamente de peso. Ahí lo que yo creía que eran suposiciones, se hizo tangible: mi familia me responsabilizó a mi, por darle “poco relleno”. Yo sentía que estaba haciendo todo bien, poniendo todos mis conocimientos de lactancia en práctica, pero algo estaba entorpeciendo mi camino. Y ahí vino un nuevo diagnóstico lapidario: yo estaba con mi prolactina por el suelo y realmente estaba con una hipogalactia, raro trastorno que produce baja producción de leche. Me quise morir, eso no me podía estar sucediendo a mi. La pena fue tan grande que tomé una decisión drástica: no sometería a mi bebé a pasar de nuevo por lo mismo, por lo que renunciaba a la lactancia materna. Así de extrema. Y simplemente no me brotó más leche.

Pasó una semana en que sólo le di fórmula a mi bebé, cuando se apoderó de mi un nuevo sentimiento: esta batalla no la perdería y era muy pronto para rendirme. Emprendería la lucha por la lactancia materna y no privaría a mi bebé de sus beneficios, aunque sólo pudiera darle unas gotas de leche. Así fue como decidí iniciar terapia con un medicamento galactogogo y empezar a usar otro de mis instrumentos de trabajo: el llamado Sistema de Nutrición Suplementaria (SNS) de Medela, también conocido como Relactador. Consiste en un recipiente que va colgado al cuello de la madre, en el que se coloca la fórmula láctea y del cual salen dos finas sondas de alimentación que se sujetan al pezón con una cinta adhesiva; al estar junto al pezón, permite que el bebé succione al mismo tiempo la fórmula y estimule al pezón. Es un sistema que entre sus múltiples usos, también sirve para estimular la producción de leche en las madres adoptivas o para alimentar a bebés prematuros o con succión débil. Empecé a usarlo diariamente, en cada toma, hasta que nuevamente empecé a producir leche. Poca pero realmente mía. Para mí, la sensación que entrega el Relactador es fascinante, ya que siento que mi bebé se está alimentando finalmente de mis propias mamas. 

Llegó un nuevo control con el Pediatra y junto a él, vinieron buenas noticias: el bebé había subido mucho más de peso y se encontraba muy saludable. Finalmente estaba en el camino correcto y así hemos continuado hasta el día de hoy: llevamos 3 felices meses de lactancia mixta.

En este punto me quiero detener: antes pensaba y predicaba que un pilar fundamental para construir el apego era la lactancia materna, pero ahora me he dado cuenta que no es así en estricto rigor. Yo le doy la fórmula a mi bebé  a través del Relactador con el mismo amor que si le estuviera dando sólo de mi leche, y el vínculo de apego lo hemos creado igual. Su carita al mirarme cuando se acopla al pecho junto a la sonda es de un amor puro, nos miramos y nos fundimos en ese acto de complicidad. Y así continuaré, dando la lucha por entregarle a mi bebé aunque sean unas gotas de leche materna el mayor tiempo que me sea posible.

Para finalizar, me gustaría decir que ninguna madre se debe sentir “menos madre” por no haber podido amamantar o no haber llevado una lactancia materna exclusiva. Cada gota de leche materna es un valioso regalo, y si es fórmula dada en biberón pero entregada con amor, se construye el lazo de apego de igual modo. Y si tienen el deseo de volver a lactar, también se puede; nadie dice que es fácil pero sólo es cosa de querer.

Esta es mi historia de lactancia.

Con cariño, Doctora Mamá.

domingo, 2 de agosto de 2015

Ley Criamor

Actualmente en Chile, la lactancia materna (al igual que el embarazo)  en el ámbito laboral de la mujer es un tema muy vulnerable, pero dentro de todo hay una luz de esperanza: hay un Proyecto de Ley, iniciado en moción de los Honorables Senadores señoras Pérez San Martín y Goic y señores Chahuán y Lagos, que establece medidas de protección a la lactancia materna y su ejercicio. A continuación les contaré de qué se trata.

Exposición de motivos.

Los beneficios de la leche materna para la salud pública en general y la de lactantes y madres en particular, han sido bastamente demostrados y documentados, reconociéndose como el alimento más adecuado para el desarrollo óptimo del lactante.

Por su parte, a través de distintos estudios, se ha podido constatar que la lactancia materna no sólo genera beneficios nutritivos, sino que además estimula el surgimiento de lazos afectivos estrechos y duraderos entre la madre y su criatura, forjados en la conexión sensorial que se establece entre ambos (a través del recíproco contacto visual, táctil, olfativo, gustativo y auditivo) y que se traduce en un factor determinante en la generación de vínculos de apego seguro para los niños y niñas, que condicionan la estabilidad en las relaciones interpersonales que establezcan durante su crecimiento. En base a estos antecedentes, distintas organizaciones internacionales han establecido que la lactancia materna es un derecho humano para la infancia, y un derecho para las madres y la sociedad en general, promoviéndose hoy la lactancia materna a “libre demanda” (cada vez que el lactante lo requiera) en forma exclusiva hasta los seis meses y complementada con alimentos sólidos al menos hasta los dos años.

En este orden de ideas encontramos variada normativa internacional que exige a los Estados políticas y legislación para el fomento de la lactancia materna y la protección a madre y lactantes contra todo impedimento a la lactancia natural:

1) La Convención de los Derechos del Niño, ratificada por nuestro país, cuyo artículo 24, consagra el derecho de todo niño a gozar del más alto estándar de salud, estableciendo asimismo que las familias y la niñez deben estar informadas sobre la nutrición y las ventajas de la lactancia materna”;
2) El Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna OMS/UNICEF, 1981, adoptado por todos los Estados Miembros de la Organización Mundial de la Salud (Chile entre ellos), en que se reconoce que “existen diversos factores sociales y económicos que influyen en la lactancia natural y que, en consecuencia, los gobiernos han de organizar sistemas de apoyo social para proteger, facilitar y estimular dicha práctica, y han de crear un medio ambiente que favorezca el amamantamiento, que aporte el debido apoyo familiar y comunitario y que proteja a la madre contra los factores que impiden la lactancia natural”, prohibiendo además la publicidad y promoción de sucedáneos de leche materna.
3) Declaración de Innocenti sobre la protección, promoción y apoyo de la lactancia materna adoptada por todos los participantes en la reunión de la OMS/UNICEF sobre“Lactancia Materna en los 90’s: una iniciativa mundial, co-patrocinada por la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (A.I.D.) y la Autoridad Suiza para el Desarrollo Internacional (SIDA)”, celebrada en Florencia en 1990;
4) Por su parte, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres, también ratificada por Chile, en su artículo 12, garantiza que las mujeres deben gozar de los servicios apropiados en relación con el embarazo y la lactancia.

Cabe resaltar en este sentido la importancia que reviste la protección del ejercicio libre y sin restricciones de la lactancia materna en público, puesto que cumple con un objetivo social de psico-educación a la población, que normaliza el acto del amamantamiento y lo incluye como un hecho natural dentro del inconsciente colectivo exento de consideraciones valóricas relacionadas con la moral o buenas costumbres, favoreciendo así su incentivo al ser un acto que se aprende y asimila porimitación. En este entendido han actuado países como Escocia, Inglaterra, algunos estados de Estados Unidos y Australia, entre otros, consagrando el derecho a amamantar en cualquier lugar público o privado independiente si el pezón resulta o no expuesto (normativa Estado de Nevada), señalando expresamente que es una cuestión de salud pública y no de moral o buenas costumbres públicas (Estado de Pensilvania y Provincia de Ontario en Canadá), colocando además la prohibición a terceros de inhibir o limitar el derecho de una mujer a amamantar en público (Estado de Utah), sancionando toda conducta que limite o restrinja el amamantamiento especialmente en recintos comerciales de acceso público, entre otros.

A este respecto, nuestra legislación está en deuda, habiendo abordado sólo en parte los requerimientos internacionales en el tema, centrándonos básicamente en la promoción y fomento de la lactancia materna en el ámbito de las redes de salud pública (ley 20.379 que crea programa Chile Crece Contigo) y en el campo laboral de las madres trabajadoras (con la ley 20.166 que extendió el derecho de las madres trabajadoras a amamantar a sus hijos aun cuando no exista sala cuna), dejando de lado el tratamiento integral que se requiere dar a la lactancia materna para conseguir el objetivo de otorgar su protección real y efectiva, en resguardo de los derechos de niños, niñas, madres y sociedad en general.

Lo expuesto anteriormente justifica ampliamente entonces la necesidad de legislar los ámbitos olvidados, como la prohibición de publicidad y/o promoción de sucedáneos de leche materna humana (o fórmulas para lactantes), la protección del libre ejercicio de la lactancia materna humana sin limitaciones ni restricciones en todo tipo de espacios o recintos y la extensión de la protección al proceso de extracción de leche materna con la finalidad proteger la salud de la madre o de almacenarla para su posterior entrega a lactantes. (Como sucede por ejemplo con madres que no están en contacto permanente con el hijo por el desarrollo de actividades laborales o estudiantiles; así como el sistema de Banco de Leche Materna Humana implementado por el Hospital Sótero del Río).

Corresponde entonces establecer una protección a niños y niñas en el ejercicio pleno de los derechos que les pertenecen como persona independiente de su edad, dentro de los cuales se encuentra el de alimentación y conexión sensorial con sus cuidadores previniendo su vulneración y sancionando toda conducta tendiente a anular su individualidad mientras recibe alimento. Asimismo, se debe consagrar la función social que cumple la maternidad protegiendo el acto de amamantamiento de la mujer, de todo tipo de reglamentaciones o conductas que tiendan a intervenir o restringir de cualquier forma su libertad en el ejercicio de su derecho a amamantar a sus hijos e hijas cualquiera sea su edad o condición, sancionando toda vulneración que la afecte, resguardándose así mismo la protección de la mujer en el proceso de extracción de la leche materna.

En mérito de los antecedentes y consideraciones señaladas, sometemos a la aprobación del Senado de la República el siguiente: 

Proyecto de ley.

Artículo 1° La presente ley tiene por objetivos principales:
1) Asimilar la lactancia con leche materna o lactancia materna como un derecho fundamental de la infancia, y como un derecho de las madres y a la vez como deber de éstas en caso que las condiciones de salud no lo impidan;
2) Fomentar, promover y proteger el amamantamiento o la lactancia por leche materna en todos los sectores de la sociedad como el medio óptimo e irremplazable para la alimentación y desarrollo integral de niños y niñas a lo menos hasta sus dos años de edad, y además para la protección de su salud y la de sus madres;
3) Resguardar y asegurar el libre ejercicio de este derecho previniendo y sancionando en su caso todo tipo de intervenciones que lo limiten o restrinjan;

Artículo 2° La lactancia materna y el amamantamiento constituyen un acto de la naturaleza humana y por tanto la exposición de los pechos de una mujer amamantando en ningún caso será considerada como atentado al pudor, las buenas costumbres o la moral.

Artículo 3° Las madres tienen el derecho de amamantar libremente a niños y niñas cualquiera sea su edad o condición, en toda clase de lugares o recintos en que se encuentren o por el que transiten, sin que se impongan condiciones o requisitos que tiendan a ocultar o restringir el amamantamiento.
En consecuencia se prohíbe toda conducta que, directa o indirectamente, intervenga u obstaculice el libre ejercicio de este derecho de madres y lactantes.
La existencia de salas especiales de amamantamiento al interior de algún recinto serán siempre de uso voluntario para las madres y deberán contar en todo caso con condiciones adecuadas de higiene, comodidad y seguridad lo cual será supervisado por la autoridad de salud competente.

Artículo 4° Toda persona que de cualquier forma amenace, perturbe, obstaculice o impida el libre ejercicio del amamantamiento o lactancia materna será sancionada con las multas contempladas en el inciso segundo del artículo 12 de la ley N° 20.609, previo procedimiento judicial sustanciado, en conformidad a las normas establecidas en el Título II de la misma ley. Sin perjuicio de las demás acciones o recursos jurisdiccionales a que dé lugar la conducta por infraccionar otras normas jurídicas

Artículo 5° Cuando la infracción prevista en el artículo anterior sea cometida por una persona en el curso de su jornada laboral, será considerado, a efectos de esta ley como perpetrado también por el que contrató sus servicios, cualquiera sea el vínculo contractual que los ligue entre sí, sea que se trate de una persona natural o jurídica y que haya actuado o no con su conocimiento.

Artículo 6° Los establecimientos que presten atención de salud o cuidados a las madres y lactantes, deberán publicar a la vista del público un ejemplar del texto de la presente ley.

Artículo 7° La protección a la lactancia materna se extiende también a los procesos de obtención de leche materna distintos al amamantamiento directo, debiendo crearse mecanismos que otorguen a las madres facilidades y condiciones sanitarias adecuadas para la extracción de la leche materna, para su manipulación, conservación y entrega a los lactantes, según el lugar en que se encuentren. El cumplimiento de este deber será supervisado por la autoridad de salud competente.

Artículo 8°. Modifíquese el artículo 18 del Título I del Código Sanitario, eliminándose en el inciso primero, la frase “por sí misma” y deróguese su inciso segundo.

Artículo 9°. Modifíquese el artículo 1° de la ley 20.670 que crea el Sistema Elige Vivir Sano, agregándose un inciso final del siguiente tenor: “Para todos los efectos se entenderá que la lactancia con leche materna o lactancia materna es el medio óptimo e irremplazable para asegurar la alimentación saludable de lactantes al menos hasta sus dos años de edad y además constituye la forma más eficiente de protección a la salud integral de madres e infantes lactantes”.

Artículo 10. Modifíquese el artículo 11 de la Ley 20.379 que Institucionaliza El Subsistema De Protección Integral a la Infancia “Chile Crece Contigo”, agregándose un inciso segundo del siguiente tenor: “Se dará especial relevancia al fomento, protección y apoyo intersectorial a la lactancia materna humana exclusiva hasta los seis meses de edad de infantes lactantes, y su continuación a lo menos hasta los dos años de edad complementada con otros alimentos. Se extiende la protección a los procesos de obtención de leche materna distintos al amamantamiento directo, especialmente en lo que respecta a la salubridad y seguridad en su extracción, manipulación, conservación y entrega a los lactantes. Se deberán coordinar las políticas públicas necesarias para tal efecto, con especial énfasis en las áreas de educación y salud públicas y privadas”.

El martes 30 de junio de 2015 la Comisión de Salud del Senado discutió y aprobó en términos generales el Proyecto de Ley Criamor que busca fomentar la lactancia materna, promover su extensión en sociedad y proteger a madre e hijo/a contra todo impedimento hacia el libre ejercicio de la lactancia materna.

Ahora el proyecto pasará a ser tratado en sala por lo que las organizaciones promotoras de esta iniciativa, ONG Abogadas Pro Chile, ONG Criamor y Revista Mamadre, han pedido apoyo transversal a la Cámara de Diputados y la urgencia al Gobierno para acelerar el proceso de aprobación de esta legislación.

Espero de corazón que esta ley sea promulgada luego, para que todas las madres que trabajamos contemos con un respaldo legal en nuestros trabajos, que nos permita prolongar la lactancia materna mucho más allá de los 6 meses.

Con cariño, Doctora Mamá.