miércoles, 8 de julio de 2015

La Crianza con Apego

Al empezar a investigar sobre La “Crianza con Apego” (o en inglés, attachment parenting), lo primero que busqué fue sobre sus orígenes, encontrando que fue un término acuñado por el pediatra William Sears, definiéndola como “una corriente basada en los principios de la teoría del apego”, término a su vez acuñado por el psiquiatra y psicoanalista John Bowlby en la psicología del desarrollo. Así como encontré muchísimos autores con diferentes definiciones, todas finalmente se basaban en lo que planteaba su autor original.

Según la teoría del apego de Bowlby, un fuerte lazo emocional con los padres durante la infancia, también conocido como “apego seguro”, es precursor del desarrollo de una personalidad segura e independiente, un buen comportamiento, independencia, y relaciones buenas y sanas. Este tipo de crianza tendrá efectos positivos durante toda la niñez, adolescencia y adultez. Esta teoría también plantea que el niño tiene tendencia a buscar proximidad con una persona y sentirse seguro cuando esa persona está presente; a diferencia del planteamiento de Sigmund Freud, que defendía que el apego era una consecuencia de la necesidad de satisfacer varios deseos. 

Según la teoría de Bowlby, el apego se considera parte de un sistema biológico y los niños están naturalmente unidos a sus padres porque son seres sociables, no simplemente porque necesitan a otras personas para satisfacer sus deseos; el apego es parte normal del desarrollo del niño. Y con esta definición me bastó para entender que eso era lo que yo quería para criar a mis hijos.

La Attachment Parenting International (API), partidarios de la crianza con apego del Dr. Sears, intentan fomentar un vínculo seguro con los hijos mediante ocho principios que se identifican como metas a conseguir por los padres. Estos ocho principios son:

  1. Preparación para el embarazo, el nacimiento y la paternidad.
  2. Alimentación con amor y respeto.
  3. Respuesta sensible a las necesidades del bebé desde que nace.
  4. Contacto materno el mayor tiempo posible.
  5. Propicio del sueño seguro físicamente y emocionalmente.
  6. Propicio del cuidado cariñoso constante.
  7. Práctica de la disciplina positiva.
  8. Búsqueda del equilibrio entre la vida personal y familiar.

Estos valores se interpretan de diversas maneras por todo el movimiento pro crianza con apego. Algunos padres incluso se van al extremo y eligen vivir una forma de vida familiar natural, tal como el parto natural, el nacimiento en casa, criar en casa, educación en el hogar, aprendizaje natural, el movimiento anti-circuncisión y vacunación, salud natural sin medicamentos, movimientos de cooperativa y consumo de alimentos orgánicos, entre otras cosas. Pero como siempre he dicho, todos los extremos son malos.

Si leemos con detención, la lista no enumera nada del otro mundo, son cosas que cualquier madre o padre hace por instinto. Yo al menos no hubiese necesitado leer ningún libro del Dr. Sears para saber que el contacto materno el mayor tiempo posible con mis hijos es algo beneficioso para ambos.

De acuerdo a su teoría, el Dr. Sears no requiere que los padres sigan estrictamente ningún conjunto de reglas, sino que anima a los padres a ser creativos al responder a las necesidades de sus hijos. La crianza con apego, fuera del modo del Dr. Sears, se centra en las respuestas que respaldan los vínculos seguros. Y según eso, es que he llegado a la conclusión que la crianza con apego no se trata de algo nuevo ni una moda, como le han llamado algunos, sino más bien se trata de volver a los orígenes, es sólo seguir el instinto maternal y paternal.

Conversando un día con mi abuelita, me contaba que cuando era pequeña era normal dormir con su madre. Ella y sus hermanos lo hicieron. Ahora le llamamos colecho o co-sleeping, para ella simplemente era la única forma que conocía para dormir. Lo mismo con la lactancia materna, en esos tiempos no existían las fórmulas lácteas y los bebés no morían de hambre. ¿Cómo lo hacían? Poniendo al bebé a lactar más seguido al pecho. También recuerda que su mamá los cargaba a la espalda “tal como las bolivianas, porque era lo más cómodo para la madre y el bebé, y así podía hacer las cosas de la casa sin problemas”. Ahora yo le llamo “porteo con fular”. Si nos damos cuenta,  es lo mismo sólo que con casi 100 años de diferencia y nombres técnicos.

Como lo dije anteriormente, ser padres pro crianza con apego, para mí no es más que seguir nuestros instinto mamífero, aquél para lo cual la naturaleza sola nos prepara. La diferencia es que ahora ya sabemos que hay alguien que lo estudió, planteó una teoría y consignó una serie de pilares para ello. Y que la ciencia lo respalda, como verán en los artículos que iré presentando más adelante.

¡Viva la crianza con apego!

Con cariño, Doctora Mamá.


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