viernes, 3 de julio de 2015

Las Enfermedades Respiratorias en Invierno

Ahora que ya comenzó el invierno y con él el frio, de una u otra forma nuestros bebés se encuentran expuestos a sufrir algunas enfermedades respiratorias, es por ello que es necesario conocer la sintomatología de algunas de estas patologías y saber cómo actuar frente a cada una de ellas.

Resfrío común: es una enfermedad que se caracteriza por inicio repentino, con compromiso del estado general, obstrucción nasal (coriza o secreción nasal), tos seca, fiebre ausente o baja (hasta 38º C).

Síndrome Bronquial Obstructivo (SBO): es una enfermedad caracterizada por tos de intensidad variable, fiebre moderada (38,5º C), aumento de la frecuencia respiratoria, ruidos bronquiales, silbido en el pecho (sibilancias) y falta de apetito.

Neumonía: es una enfermedad que se caracteriza por tos, fiebre alta (38,5º C o más), dificultad respiratoria (en algunos casos se les hunden las costillas al respirar, pueden presentar  cianosis que es la aparición de un color azulado principalmente alrededor de la boca y en las uñas el que se atenúa al llanto), decaimiento, quejido, aleteo nasal, rechazo alimentario; en el preescolar puede haber además una puntada al costado de las costillas. Es importante observar bien al bebé, sobretodo en los primeros meses de vida ya que al tener cualquiera de estos síntomas se debe acudir de inmediato al centro de atención de salud más cercano.

Una vez que ya conocemos los signos y síntomas de cada una de las enfermedades más comunes que pueden afectar a nuestros bebés, podemos de alguna manera actuar frente a cada una de ellas.

En el caso del resfrío común, no es necesario llevarlo al médico, siempre y cuando se mantenga en sólo un resfrío, para ello es necesario mantener siempre un buen aseo nasal, esto es de suma importancia ya que los niños hasta los 8 años respiran principalmente por la nariz y si ésta se encuentra obstruida comienzan los ahogos y puede generar dificultad respiratoria, ya que el oxígeno del ambiente no puede ingresar de manera adecuada al organismo. 

Para realizar el aseo nasal se puede aplicar en cada fosa nasal alguna solución salina de uso comercial, luego con la ayuda de un  “cotón” o un algodón limpiar cada orificio nasal de forma lenta y suave. El uso del aspirador nasal  “perita” para el aseo de la nariz es recomendable después del mes de vida del bebé, ya que ésta ejerce cierta presión la cual si es realizada muy fuerte puede romper los vasos sanguíneos en los recién nacidos, generando algún sangrado nasal. 

Si sospechan que su hijo puede estar cursando un SBO o una neumonía, es recomendable que se acerquen inmediatamente a algún centro asistencial, ya que puede requerir algún medicamento; estas dos enfermedades en invierno son causadas principalmente por el Virus Respiratorio Sincicial (VRS).

¿Qué es el VRS? El VRS es el virus más común que causa infecciones en los pulmones y en las vías respiratorias en los bebés y en los niños pequeños. El virus puede vivir durante media hora o más en las manos y hasta 5 horas en las vitrinas o pañuelos usados. Este virus es altamente contagioso, la puerta de entrada  del virus es a través de la mucosa respiratoria u ocular, donde  se multiplica y comienza su ingreso al sistema respiratorio y se puede adquirir de las siguientes maneras:
  • Estar en contacto con una persona que posea el virus y estornude o tosa cerca de usted.
  • Tocarse la nariz, ojos o boca después de haber tocado algo contaminado por el virus.
  • Tocar, besar o estrechar la mano de alguien infectado con el virus.
  • Generalmente el estar en guarderías o en casa muy habitadas también puede generar el contagio del virus ya que éste se disemina muy rápidamente en estos lugares.
Los síntomas varían y difieren de acuerdo con la edad. Generalmente aparecen de 4 a 6 días después de tener contacto con el virus. Los niños mayores usualmente sólo presentan síntomas moderados y seudogripales, como tos irritativa (a menudo descrita como “tos perruna"), congestión nasal o fiebre baja.

Los bebés menores de 1 año pueden tener síntomas más graves y con frecuencia son los que tienen la mayor dificultad para respirar, sobretodo si son de sexo masculino, entre ellos destacan:
  • Cianosis
  • Dificultad respiratoria principalmente retracciones (se le hunden las costillas al respirar
  • Aleteo nasal
  • Taquipnea (respiración rápida)
  • Sibilancias
  • Fiebre
  • Rechazo alimentario


La infección en lactantes es más severa por las características anatómicas de la vía aérea fina. Dado que los bronquios pequeños tienen mucho menor diámetro, el mismo grado de inflamación de la mucosa produce mayor obstrucción. Consecuentemente algunos sacos alveolares se colapsan (microatelectasias) ya que no puede entrar aire y al mismo tiempo otros alvéolos se inflan demasiado debido a que el esfuerzo para respirar hace entrar aire que posteriormente la obstrucción no deja salir (hiperinsuflación). Ambos fenómenos se producen simultáneamente en diferentes áreas del pulmón.

Prevención y recomendaciones:

Se han realizado muchos esfuerzos para intentar prevenir la infección por VRS, sin embargo, aún no se cuenta con herramientas óptimas. La lactancia materna ofrecería cierta protección, y hay estudios que sugieren que los niños alimentados al pecho tienen menor riesgo de adquirir una infección por VRS que requiera hospitalización.
Para prevenir la infección en el hogar, se deben lavar las manos antes y después de atender a los bebés.
Evitar la exposición de éstos a personas con infecciones respiratorias agudas. Esta misma medida es válida cuando existe un adulto mayor en el núcleo familiar.
En época de invierno restringir las salidas y las visitas al hogar.
Evitar fumar, tanto en la casa como fuera de ésta ya que el humo igual queda impregnado en la ropa y el cigarro ayuda a las infecciones respiratorias haciendo más susceptibles a los niños.
Al notar que el bebé puede tener fiebre, SIEMPRE se debe cuantificar mediante un termómetro.
Si al bebé le indican el uso de inhaladores, éste SIEMPRE se debe administrar con una aerocámara, ya que la aerocámara enlentece la velocidad del medicamento permitiendo que tenga mayor depósito en las vías respiratorias y evita que el medicamento quede impregnado en la orofaringe (garganta).
NUNCA AUTOMEDICAR a los niños ni aceptar consejos de vecinos o familiares sin antes consultar al pediatra.
NUNCA colocar la “pastilla alcanforada” (nombre técnico laurus camphora), ya que está comprobado que ésta disminuye la sintomatología de los niños (tos, flemas), pero es porque genera adherencia de éstos a los pulmones, por lo que si bien disminuye la tos, se corre el riego de generar sobreinfección y agravar el cuadro del bebé, además está contraindicada en menores de dos años ya que posee componentes tóxicos que pueden provocar convulsiones en algunas personas. A su vez está completamente prohibido aplicar el aceite alcanfor en rostro o fosas nasales de niños o personas asmáticas ya que puede provocar broncoespasmos o asfixia. Dada su potencial toxicidad, es importantísimo mantenerlo fuera del alcance de los niños (se ha comprobado que un gramo de alcanfor en estado puro es suficiente para producir la muerte de un niño) y en caso de ingesta o contacto accidental llamar de inmediato al médico y explicar lo sucedido para que se tomen las medidas acordes a un posible envenenamiento. Está particularmente contraindicado el uso de cualquier producto que contenga alcanfor tanto en el embarazo como en la lactancia.

Karen Pérez Ibacache
Kinesióloga


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