viernes, 10 de julio de 2015

La Exterogestación

La exterogestación, nombre técnico del porteo, es el término que se da al acto de cargar a los bebés, tal como lo hacen los canguros. No es un dogma ni un método particular de crianza, sino que tal como les comentaba en el artículo “La Crianza con Apego”, es una conducta natural e instintiva de los seres humanos que ha estado presente en la historia por siglos y en diferentes culturas. Antiguamente bastaba con una simple tela para cargar al bebé a la espalda, ahora hay artículos especialmente diseñados para esa función como los fulares, los Mei Tai, bandoleras o mochilas ergonómicas, pero siguen cumpliendo la misma función: ayudar a cargar al bebé de la forma más respetuosa posible tanto para él como para el porteador.

El concepto de exterogestación surge de múltiples estudios hechos en anatomía, fisiología, antropología y neurociencias del recién nacido y la madre, realizados en países como Alemania, Estados Unidos e Inglaterra, que postulan que los humanos nacemos de forma prematura, sólo con el 25% de nuestro cerebro desarrollado y que, por ello, nos toma muchos más tiempo alcanzar la independencia en comparación con otras especies. Entonces, para nacer en igualdad de condiciones que otros mamíferos, nuestra gestación debería durar 18 meses, ya que aproximadamente a los 9 meses fuera del útero ocurre un hito en los bebés: el gateo, el cuál en términos de supervivencia le permitiría arrancar del peligro, tal como lo puede hacer un cachorro de otra especie animal a los pocos días de haber nacido.

Para ayudarnos a llevar esos 18 meses a cabo, es donde tiene lugar la exterogestación: 9 meses cargados en el útero y 9 meses cargados afuera, haciendo además que este cambio sea un proceso de transición menos brusco. Vendría a ser algo así como un "segundo embarazo". Yo me imagino lo abrumador que debe ser para un bebé el estar en un medio húmedo, cálido, oscuro y silencioso, y salir de un momento a otro a un mundo totalmente opuesto.

Se ha comprobado que el recién nacido es un ser interdependiente, ya que sus sistemas necesitan recibir información de su madre para poder regular la función cardiovascular, los ritmos del sueño, la función inmune y los niveles hormonales. 

Además, la exterogestación tiene múltiples beneficios para ambas partes. En el caso del bebé, disminuye las posibilidades de que padezcan cólicos, porque reciben un masaje constante en su abdomen; también incrementa el desarrollo neuronal por la constante estimulación de todos sus sentidos, previene y ayuda a corregir la displasia de caderas, entre otros. En tanto, a las porteadoras las ayuda a darse cuenta más fácilmente de las necesidades del bebé, se anticipan, son más seguras, tranquilas y confiadas, y pueden realizar tareas cotidianas dentro y fuera de la casa. Bueno, y no sólo a las porteadoras, ya que el padre también lo puede hacer de igual forma, estrechando aún más los lazos de apego con el bebé.

Un bebé criado en contacto con el cuerpo de su madre tiene sus necesidades físicas y emocionales satisfechas, con un desarrollo integral naturalmente en armonía, con un nivel de estrés y ansiedad controlado y, por sobretodo, es un bebé que se siente contenido, seguro y feliz.

Las familias que porteamos a nuestros hijos lo hacemos cada vez que estos lo necesitan y esto suele ocurrir hasta alrededor de los 5 años. Mi hija mayor ya de 5 años prefiere caminar y conservar su espacio personal, aunque a veces le gusta ir porteada igual que su hermano menor sólo por regaloneo.

Yo les aliento a practicar la exterogestación sin lugar a dudas. Siempre habrán personas que les dirán que el bebé se malacostumbrará a estar en brazos, o que no será un niño independiente. El bebé al nacer no conoce otra cosa que estar cerca de su madre, y la mejor forma de ayudarlo a sobrellevar esto es cargándolo el mayor tiempo y lo más cerca posible.
¡Encuentro que no hay forma más hermosa que estar todo el día literalmente “pegada” a mi bebé!

Con cariño, Doctora Mamá.


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